jueves, 22 de diciembre de 2011

Él anda por las calles




INTRODUCCIÓN

El poeta Manuel José Arce habla de un Cristo que nadie quiere ver ni le importa. El hermano que sufre la marginación, la discriminación y la explotación. Que bien podrían ser los emigrantes que sufren el martirio de la exclusión social de un sistema socioeconómico despiadado y de una nación enriquecida por el saqueo. La gente prefiere al Cristo institucionalizado que está en los Nacimientos de las iglesias católicas y en muchos hogares hipócritas que de un portazo cierran la puerta a la humilde vendedora de tomates y al desempleado que, no queriendo robar, se atreve a pedir.

Cristo no está en Israel  -su tierra vilipendiada por los sionistas- . Cristo está en la Palestina masacrada y miserable y en la Guatemala del mismo modo. Cristo no es otro que el emigrante autoexiliado, que quiere volver y no puede por tantas razones. Cristo, pues, dice el poeta; es de carne y hueso y donde menos está es en las iglesias (evangélicas o católicas [eso lo digo yo]), pues en ese lugar reina e impera Cash Luna  -Efectivo Luna-  o el padre Orantes, aquel que vio matar a monseñor Gerardi, su maestro,  y estaba vacío de contenidos espirituales y por supuesto, de huevos. Feliz Navidad, queridos lectores de La Cuna del Sol. Luciano Castro Barillas.



CRISTO ANDA POR LAS CALLES

Cristo nació en un portal.

El también. En un portal del barrio mercantil, junto a una vitrina llena de artículos caros, junto al quicio de la puerta de una lujosa residencia.

Herodes mandó a matar todos los niños para matar entre ellos a Cristo.

El también sobrevivió a la matanza: la mortalidad infantil llena de mínimas cajitas blancas la tierra de los cementerios; las enfermedades más tontas asesinan a millares de chiquillos en todo el país; la desnutrición y el hambre siegan miles de vidas que apenas si empiezan a germinar.

Cristo, niño aún, deslumbró a los doctos de la ley.

El también: chiricito apenas, tenía la maña y la inteligencia para ganarse “sus frijoles” y hablaba con una inteligencia tan clara de las cosas, que los adultos lo miraban asombrados.

Cristo venía pregonando la verdad.

El también. La verdad era demasiado evidente para que escapara de su inteligencia viva y nutrida en la experiencia cotidiana.

Cristo fue perseguido y martirizado, condenado y asesinado.

El también.

El mundo está lleno de cristos. De Cristos anónimos. De Cristos que mueren todos los días, en todas partes, de todos modos.

Cristos descalzos y hambrientos. Cristos que mueren antes o después de los 33 años. Cristos ignorados. Cristos que se llaman Juan.

El mundo está lleno de Herodes. De Herodes que fabrican biafras.

De Herodes que empujan hacia arriba los índices de mortalidad infantil. De Herodes que no dejan germinar las escuelas y asesinan millones y millones de inteligencias.

El mundo está de lleno de Pilatos, Caifases y Barrabases.

Aquel Cristo vino para rescatar la ley mosaica de su Dios, de entre las garras de los mercachifles, de los que “comercian con el credo”  -como dice La Chalana- , con la fe y con el ritual.

Todos los demás Cristos han venido para rescatar la ley de Cristo de entre las garras de los nuevos fariseos, de los que hicieron de Cristo un socio, un guardaespaldas, un compinche. De los que, además de los clavos crucificatorios, le echaron los grilletes de la forzada complicidad.

Todos los días me encuentro con un Cristo que juega cincos, vende periódicos, cuida carros.

Todos los días me enteró de un Cristo torturado que aparece muerto en algún rincón del mundo.

Calderón Salazar habla a veces de las “catedrales invertidas” que son nuestros sacrosantos barrancos. Algún hablará de los calvarios que son los caminos vecinales.

¡Cuidado fariseos! Cristo está vivo. Cristo se ha multiplicado.

Cristo está en las fábricas, en las plantaciones, en las oficinas, en los mercados y en las calles y en los barrancos y en los hospitales. Y el templo de su Dios no es sólo un edificio: es el mundo inmenso y es cada ser humano.

Y nunca habrá tantas cruces para tantos Cristos.



Glosario de guatemaltequismos

ü  CHIRIZ: Niño. CHIRICITO: Bebé, niño de brazos.
ü  CINCOS: Canicas.
ü  HUEVOS: Testículos.









 Publicado por: Marvin Najarro
CT, USA.

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