martes, 13 de diciembre de 2011

GRANITO

Aclamando a Ríos Montt

El siguiente es un fragmento del artículo intitulado, Reagan y los Archivos de la Muerte en Guatemala, publicado originalmente el 26 de mayo de 1999, en la revista electrónica Consortiumnews, por el periodista Robert Parry. Recientemente Consortiumnews se ha dado a la tarea de publicar el original de dicho artículo como una evidencia de la colaboración de Reagan en las atrocidades cometidas por el ejército de Guatemala en el periodo de tiempo en que el general Ríos Montt ejerció el poder.

En marzo de 1982 el general Ríos Montt capturó el poder. Era y es un declarado fundamentalista cristiano quien inmediatamente causó la mejor impresión a Washington. Reagan, por ejemplo, elogió a Ríos Montt como “un hombre de de gran integridad personal.”  Sin embargo para el mes de julio de 1982, Ríos Montt había iniciado una durísima y cruel  campaña contrainsurgente, de tierra arrasada, llamada de los “Fusiles y Frijoles.” El eslogan significaba que los indios pacificados recibirían “frijoles,” mientras que los otros solo podrían esperar ser el blanco de los “fusiles” del ejército. En octubre, y de manera secreta, dio carta blanca a la temida unidad de inteligencia conocida como "El Archivo” para expandir los “escuadrones de la muerte.” Ubicado este centro de inteligencia en el Palacio Nacional, El Archivo planeó y dirigió muchos de los más notorios asesinatos en Guatemala. Muy pronto se enteraría la embajada de los Estados Unidos de las masacres de indígenas conducidas por el ejército. El 21 de octubre de 1982, un cable describió como tres oficiales de la embajada trataron de verificar algunos de esos reportes pero el mal tiempo causó que la inspección fuera cancelada. Aunque imposibilitados para verificar los reportes de las masacres, los oficiales de la embajada “llegaron a la conclusión de que el ejército estaba completamente dispuesto para permitirles inspeccionar todos los sitios de las masacres y hablar con quien ellos así lo desearan.” El siguiente día la embajada envió de manera inmediata su análisis, según el cual, el gobierno de Guatemala estaba siendo  víctima de una “campaña de desinformación” inspirada por los comunistas, afirmación que fue bien recibida por Reagan y que dio lugar a que este comentara (en diciembre) que Ríos Montt estaba siendo “acusado falsamente.”

El 7 de enero de 1983, Reagan levantó la prohibición impuesta sobre la ayuda militar a Guatemala y autorizó la venta de equipo militar por valor de 6 millones de dólares. El paquete incluía piezas de repuesto para los helicópteros UH-1H y para aviones A-37 usados en operaciones de contra insurgencia. John Hughes, vocero del Departamento de Estado, dijo que la violencia política en las ciudades había declinado significativamente y que en las aéreas rurales las condiciones habían mejorado. En febrero de 1983, sin embargo, un cable secreto de la CIA notaba un incremento en la violencia, con secuestros de estudiantes y profesores, acciones represivas que se sospechaba provenían de sectores de la “derecha” guatemalteca. Los cuerpos de las víctimas aparecían a la orilla de los caminos y barrancos. Fuentes de la CIA rastrearon el origen de esos asesinatos políticos a una orden dada por Ríos Montt (en octubre) a El Archivo para “aprehender, detener, interrogar y disponer de aquellos sospechosos de actividades guerrilleras como a ellos les pareciera apropiado.” A pesar de estos horroríficos hechos, la evaluación anual sobre los derechos humanos del Departamento de Estado, reconocía la supuesta mejoría de los mismos en Guatemala. “En su totalidad la conducta de las fuerzas armadas había mejorado al finalizar el año” (1982) manifestaba el reporte. Una situación diferente – mucho más cercana a la información secreta guardada por el gobierno de los Estados Unidos – era presentada por los investigadores independientes de los derechos humanos. El 17 de marzo de 1983, los representantes de Americas Watch, emitieron una condena en contra del ejército de Guatemala por las atrocidades y violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de la población indígena. Stephen L. Kass, fiscal de Nueva York, dijo que las investigaciones probaban que el gobierno había llevado a cabo y de manera indiscriminada el asesinato de hombres, mujeres y niños en comunidades consideradas por el ejército como posible base de apoyo de la insurgencia guerrillera.

Mujeres del área rural consideradas como simpatizantes de la guerrilla eran violadas antes de ser ejecutadas, dijo el fiscal Kass, agregando que "los niños eran lanzados dentro de las casas en llamas o al aire, para luego ser ensartados con las bayonetas. Nosotros escuchamos muchas, muchas historias de niños que eran cogidos por los tobillos y sus cabezas eran golpeadas y destruidas al chocar contra los postes.” (AP, marzo 17,1983). Públicamente, sin embargo, oficiales de alto rango de la administración Reagan continuaban mostrando una cara alegre. El 12 de julio de 1983, el enviado especial Richar B. Stone elogió los “cambios positivos” en el gobierno de Ríos Montt, pero el fundamentalista cristiano  -Rios Montt-  había desplegado venganzas tan descomedidas y sanguinarias que rebasaba los  los estándares  habituales de terror de Guatemala. Estaba este atípico cristiano fuera de control. El 19 de agosto de 1983, el General Oscar Mejía Victores capturó el poder en otro golpe de estado.


A continuación publicamos la transcripción parcial en español  del artículo intitulado  Granito, escrito por el periodista Larry Rohter, publicado por el  New York Times en septiembre del 2011. Marvin Najarro.

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FILME DESNUDA REALIDAD SOCIAL GUATEMALTECA



Por Larry Rohter


 Algunos espectadores de cine tal vez no sepan qué es un granito, pero el documental de Pamela Yates que lleva ese nombre viene acompañado de un subtítulo cuyo significado no podría ser más claro: Cómo derrocar a un dictador. El tirano en cuestión es el general Efraín Ríos Montt, quien durante 17 meses sangrientos, a comienzos de los años 80, encabezó una junta militar en Guatemala, y los granitos son los numerosos defensores de los derechos humanos, metafóricos granos de arena que, trabajando juntos, consiguieron llevarlo a un tribunal español acusado de genocidio. Cosa inusual, esas acusaciones dependen, en parte, de pruebas que aparecen en la obra de la propia Yates.
           
"Granito” es compañero del primer largometraje de Yates, Cuando las montañas tiemblan, filmado hace casi 30 años, en pleno auge del régimen de Ríos Montt, el documental ofrece un panorama sobre la agitación en Guatemala desde el punto de vista privilegiado, tanto de los líderes militares, como de las guerrillas marxistas-leninistas que trataban de derrocarlos. “Yo tendría que haber sido más escéptica”, dijo Yates. “Pensé que esos tipos ganarían, que el movimiento guerrillero y la sociedad civil que lo apoyó tenían el derecho  y  la fuerza de la historia de su parte. Pero todo era más complicado y eso no sucedió”. Lo que sobrevino, en cambio, fue un acuerdo de paz en 1996, seguido por una serie de líderes civiles, en gran medida ineficaces.

De las elecciones presidenciales de Guatemala el 6 de septiembre, no surgió ningún ganador claro, lo que hizo necesario un balotaje en noviembre. Otto Pérez Molina, un militar retirado y jefe de inteligencia militar, acusado de abusos contra los derechos humanos, tenía ventaja pero no alcanzó el 50% de votos requeridos para ganar.

Después de la primera exhibición de Cuando las montañas tiemblan, en Guatemala,  en 2003,  un abogado fue a ver a Yates preguntándole si sus filmaciones en exteriores podían llegar a contener material que incriminara a Ríos Montt, de 85 años. Resultó que sí, y en ese momento llevó a la realización de Granito, que al comienzo muestra a Yates revisando viejos rollos de películas. En tanto, Ríos Montt sigue en Guatemala, que se negó a extraditarlo. Lo que ella encontró está siendo utilizado en el juicio por genocidio en su contra en Madrid. “Es la primera vez que se admite evidencia videográfica en una corte de justicia española, de modo que establece un precedente importante”, dijo Almudena Bernabeu, abogada española en el caso.

La figura motivadora clave en Cuando las montañas tiemblan fue Rigoberto Menchú, la defensora de la paz y los derechos de los mayas, que llegó a  ganar el Premio Nobel  de la Paz en 1992. No obstante, a finales de los años 90, su reputación se vio manchada por pruebas de que muchos de los episodios esenciales en su autobiografía, que alcanzó un gran éxito de ventas, habían sido fabricados o exagerados. Fue candidata a presidenta en las últimas elecciones pero obtuvo menos del 2% de votos. En Granito, Menchú, que presentó la denuncia original, tiene un papel menor.
           
La guerra civil de Guatemala comenzó en 1960,  seis años después que un golpe de Estado organizado por los Estados Unidos, derrocó a un presidente electo, y duró 36 años. Se estima que al menos 200 mil personas resultaron muertas, en su mayor parte a manos de fuerzas del gobierno. “Creemos que la historia de lo que pasó en Guatemala debe ser contada, y que es nuestra responsabilidad contarla y dejar hablar a las víctimas”, dijo Fredy Peccerelli, que ha liderado iniciativas para exhumar fosas comunes en Guatemala. El 14 de septiembre Granito inició una serie de proyecciones comerciales en Estados Unidos para su posible consideración como candidata a un Oscar. 

“Generar un cambio requiere el compromiso de toda una vida”, dijo Yates. “Al contar esta historia, quise enviar una carta de amor a la futura generación de documentalistas, diciéndoles que lo que uno hace puede generar un cambio. Tal vez no siempre como uno pensaba o quería, sino transmitiendo un grano de esperanza, mostrando un camino hacia adelante”.







Publicado por : Marvin Najarro
CT, USA.


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