martes, 17 de abril de 2012

LA RETÓRICA Y MIOPÍA DEL PARTIDO PATRIOTA…


INTRODUCCIÓN

El campesinado guatemalteco y la falta de tierra es el problema fundamental de la sociedad guatemalteca, porque de los 14 millones de guatemaltecos que habitamos este país de profundos valles y abruptas montañas, el 60 % de la población vive en el campo. La extrema miseria asuela a las familias del campo, miseria que se endosa con la indiferencia e inconsciencia  que un país que no atienda a sus grandes mayorías, es inviable e insolvente como Nación. Esto se ha dicho miles de veces y por tantos años. Pero han sido granos de azúcar echados al mar. Ninguna violencia podrá ser resuelta en Guatemala en tanto tenga sentados sus reales, de tal modo, el egoísmo y el desdén hacia hermanos que sufren dolor e injusticias históricas. No nos sorprenda el vendaval que se avecina ante la burla que han sido los campesinos luego de la Gran Marcha Campesina de hace un mes. Y habría qué ver el aplomo del actual presidente para resolver un problema que requerirá de buen pulso político con los sectores tradicionales de poder. No avizoro nada bueno, pero puede ser que me equivoque. Luciano Castro Barillas.





LA RETÓRICA Y LA MIOPÍA DEL PARTIDO PATRIOTA


Por Marcela Gereda

Acaso no les veas, pero están aquí desde hace más que ninguno; puede que no les oigas, pero quizá llevan algo de tu propio rostro, puede que no lo sepas, pero comes lo que ellos siembran, cultivan, cosechan; nuestra mano se alimenta de su mano, de su sudor; y sin embargo, puede que les veas, ni les escuches, ni lo sepas. Son los campesinos que hemos hecho invisibles.


El Partido Patriota prepara un paquete de leyes para reemplazar la ley de Desarrollo Rural. Una ley que ha sido debatida, analizada, consensuada, retomada a través del diálogo multisectorial del análisis económico e histórico de la situación social del campesinado en Guatemala. Cosa que este gobierno y sus congresistas  no parecen comprender ni conocer.


A pesar de lo que varios empresarios han señalado que esta iniciativa es un panfleto marxista setentero.  Y de que el exvicepresidente Rafael Espada le aclaró al sector empresarial que no hay que confundir términos, lo que esta propuesta plantea es elaborar planes, programas y proyectos para la población en situación de pobreza y extrema pobreza de un sector abandonado, desde siempre, por el Estado guatemalteco: el campesinado.


Las demandas realizadas por las organizaciones campesinas fueron una vez más silenciadas. La marcha no tuvo la respuesta esperada. La desesperanza crece en el campo, la retórica se multiplica en la política. Estamos ante el ciclo: movilización-retórica politiquera-incumplimiento-abandono e invisibilidad del campesinado.


Hay aquí enfrentamientos en las formas en las que el mundo aparece ante nosotros, las formas como planteamos los problemas y cómo pretendemos resolverlos: a pesar de que para el PP con estos planes están “modernizando” la agricultura, no hay aquí sino formas de seguir haciendo más de lo mismo. De eso que nunca ha funcionado: repartir fertilizantes.


En cambio, desde esta ley de Desarrollo Rural se le da un papel promotor y tutelar al Estado en el desarrollo de la economía campesina, además, incentiva a la desconcentración de la tierra. No es expropiación.


Por muchos años diversas organizaciones campesinas han observado que la propiedad de más de la mitad de las mejores tierras agrícolas están en manos de pocas familias pudientes, dedicadas a los monocultivos (azúcar, banano, palma africana, y que apenas una cuarta parte de la tierra pertenece a pequeños productores). Con la ley se pretende movilizar las economías campesinas.


En un país como el nuestro, todos debiéramos estar involucrados en devolver al campesinado su lugar y dignidad. Es responsabilidad de todos conocer las formas históricas e injustas de concesión de las tierras. Los campesinos exigen salud, educación, acceso a la tierra, crédito, infraestructura, respeto por la vida que emerge de la tierra. Y, sobre todo, reclaman poder tener decisión sobre sus propias vidas.


Desesperados de la retórica y la miopía de los políticos de turno, los campesinos han emprendido a enfrentar el dilema de la tierra haciendo sus propios ensayos y experimentos, como lo es el de la agroecología, que hace que los campesinos diversifiquen sus productos y apuesten por una seguridad alimentaria.


Este país es privilegiado y maravilloso por muchas cosas, y entre ellas, la existencia de campesinos y comunidades indígenas, formas de vida y conocimientos distintos, que están presentes, cuyo valor no solo es “ser distintos”, sino de haber ensayado durante miles de años el acceso a la tierra y a los recursos comunitarios, para la implementación de formas de producción sostenibles, adaptadas a su medio, e impulsadas por estos conocimientos (mal llamados tradicionales), puede potenciar la alimentación y el desarrollo de la población guatemalteca y también la generación de excedentes para contribuir a la alimentación mundial.


Como sociedad civil exigimos la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Integral, exigimos que se le asigne un presupuesto hondo. Entendemos que el actual gobierno se ha dado cuenta de que, a diferencia que en la época de campaña, su caballo de batalla ya no puede ser combatir la violencia por lo que sale con “Hambre Cero” para lavarse las manos.







Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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