domingo, 24 de junio de 2012

LAS NECESARIAS E INNECESARIAS…




INTRODUCCIÓN


Lugo, el hombre que hace tan solo unas horas fue echado patitas a la calle, confiando quizás en que al someterse a esa modalidad del poder inventado en Estados Unidos en los años 1990 y que han dado por llamarle “soft power", él iba a ganar la confianza de la rancia oligarquía del Paraguay comandada por un tal Riquelme, uno de los mayores latifundistas de ese país. No fue así, a pesar de que Lugo desde un principio, traicionando la voluntad democrática de los sectores más empobrecidos que lo habían llevado al poder, inmediatamente se puso al servicio de los sectores política y económicamente más pudientes del Paraguay. Haciendo memoria de la actuación del ex presidente Lugo, Alba TV. comentó lo siguiente: (…) cuando necesitaba llegar al gobierno, el ex sacerdote Lugo rogaba por los votos campesinos, y como suelen hacer los politiqueros, prometió de todo: que reforma agraria, que viviendas dignas, que salud y educación para los hijos de los más humildes. Luego, una vez instalado en el sillón, priorizó las relaciones con la derecha, con los empresarios sojeros, con el latifundio descarado que hace que sólo diez familias concentren en sus manos el 90% de las tierras del Paraguay. Para darle protección a sus socios, el "progresista" gobierno paraguayo implementó medidas represivas, promulgó la ley antiterrorista y dio, en varias ocasiones anteriores a esta última masacre de Caraguatí, luz verde a los mandos militares para que repartieran terror entre el campesinado del norte y de las zonas fronterizas con Brasil. Entre otras de las inconsecuencias y metidas de pata de Lugo está el haber firmado, a los pocos días de asumir la presidencia, un acuerdo policial con Colombia, mediante el cual los sicarios del niño bonito de Washington, el “democrático” Uribe, adiestrarían  a las fuerzas de seguridad paraguayas para llenar a tiros a los campesinos que demandaban se les proveyera de tierra. Esta a grandes rasgos es la historia de un hombre en quien grades sectores del pueblo paraguayo pusieron toda su esperanza por un cambio realmente democrático, el cual él olvidó o no quiso cumplir. Con un discurso constitucionalista, de esos que Dick Cheney y sus compinches del lado sur de la frontera se los pasan por donde ya todos sabemos, el defenestrado y castrado Lugo quiso congraciarse con su pueblo al despedirse de este, como diciéndoles no todo está perdido, sigan luchando. Pírrica victoria para el pueblo paraguayo concedida de manos de un derrotado y sin honor que recibió el garrote del “soft power” al que de primas a primeras él se sometió. Marvin Najarro.






LAS NECESARIAS E INNECESARIAS EXPLICACIONES

SOBRE LA DEFENESTRACIÓN DE LUGO


Lugo, despues de ser removido hace un llamado por el retorno
a la democracia



Por Luciano Castro Barillas


Las diferentes expresiones de la izquierda, sus diferentes matices, y lo más seguro  -sus ambigüedades e irrelevantes prácticas resultado de sus inconsistencias políticas-  hacen que ocurra, que se dé, lo que acaba de pasar en Paraguay con la defenestración, por parte del Senado, altamente conservador, del ex presidente Fernando Lugo. El mapa regional Latinoamericano nos da dos clases de izquierdas. Las de centro izquierda, por ejemplo, están representadas por países distantes, inmediatos, grandes,  medianos y pequeños, territorialmente hablando, como El Salvador, Brasil, Uruguay, Argentina, Nicaragua y Paraguay. Los únicos, realmente izquierdistas a despecho de la pureza química, serían Venezuela, Ecuador y Bolivia, esta última república bajo acoso con sus flancos débiles y desguarnecidos. Si el imperialismo tiene en mente traerse al suelo los gobiernos progres de América Latina el próximo, sin lugar a dudas será Bolivia, donde las tareas conspirativas del imperio se combinan, cual fórmula letal, con los desaciertos del equipo gobernante de Morales. Ninguna medida antipopular crea respaldo y no se pueden utilizar revulsivospara crear democracia. Ningún gobierno, sea de la orientación que sea, se desbarata por némine discrepante, sino todo lo contrario; se viene abajo por el exceso de contradicciones de su conducción y dirección.

Ahora bien, lo sucedido con Lugo no es una sorpresa. Y, personalmente, no arriesgaría una defensa de un régimen izquierdista, que de izquierda solo tenía el nombre. Lugo fue electo con grandes ilusiones por los sectores populares ante los ofrecimientos de trabajo, salud, vivienda, educación. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses, los ofrecimientos se fueron quedando en el plano de las promesas banales y sí; llegó puntual, preciso y primero el escarnio, la vergüenza y el estupor al pueblo paraguayo de este ex obispo católico de virilidad asombrosa y paternidad irresponsable  -un auténtico semental paraguayo-  que ligó inmediatamente al llegar al poder con los sectores más reacciones de los políticos stronisstas, olvidándose de todo lo ofrecido a un pueblo que votó por él con el más grande de los entusiasmos.

Personalmente no veo que se atente contra la comunidad de Estados de izquierda de América del Sur y que sea un mal precedente para las democracias el hecho que los sectores conservadores de Paraguay hayan lanzado a Lugo por la ventana. Es que Lugo con sus ambivalencias hizo todo para estar ante el mundo y principalmente ante su pueblo a cero credibilidad. Lugo es el caso de defender lo indefendible. Le hizo con su partida un favor, creo, a los movimientos progresistas de esa parte del continente porque, sin ser moralistas, con una conducta privada así y una conducta política pública de ese modo, hacía más mal que bien. Por ello la resignación de entregar el cargo sin chistar. Sin decir una palabra en contra de lo decidido. Sus errores privados, más que otra cosa en las sociedades hipócritas, lo debilitaron políticamente y le pasaron una extensa factura. Y es una lección para todo político: “No debe uno acercarse al fuego cuando se tiene la cola de papel”.  Yo creo  -por la tristeza de su mirada bovina-  que Lugo quería largarse y el que se tomara esa acción era lo mejor que, personalmente le podía ocurrir. ¿Qué sea un mal precedente para el pulso de la democracia? Tal vez un poco, porque la argucias de golpes de estado técnicos podrían repetirse en los países donde sus legislaciones lo permiten y las oligarquías postneoliberales están mejor articuladas. Pero la lección fundamental por aprender es la siguiente: no se puede ser un político de prestigio sin una potente  y formidable reputación, como Fidel Castro, por ejemplo. No basta con ser famoso, se tiene que tener prestigio. Y ese fue el error de Lugo y el de muchos “intelectuales” que tratan de establecer simetrías o paralelismos de lo ocurrido en Honduras con Zelaya y ver grandes conspiraciones de chompipes en bicicleta y hombres desnudos con las manos entre la bolsa. Lugo se alió inmediatamente de ser presidente con las 10 familias que son las propietarias del 90% de la tierra del Paraguay y habilitó a los policías y a los militares para dar callo a los valientes campesinos. Personalmente, yo no me atrevería, por los “sagrados principios” de la democracia, a defender un solo instante a personas como Lugo, con la disculpa de lo manifestado por los gobiernos democráticos de América Latina. Lugo era un lastre para las democracias izquierdistas de América Latina y su pérdida no significa nada. Si eso le ocurrió, lo único que hizo al final este flamante izquierdista fue servirles en bandeja de plata a los imperialistas la pérdida de credibilidad en la democracia y que muchos paraguayos añoren ahora el catolicismo militante e hipócrita  de Strossner.

Nadie botó a Lugo, él solo se cayó.











Publicado por Marvin Najarro
CT., USA. 

No hay comentarios.: