viernes, 3 de agosto de 2012

UN PARAÍSO…




INTRODUCCIÓN

Hay iniciativas empresariales que no teniendo mejores ideas y huérfanas absolutas de creatividad  -como la New Economic Foundation, NEF- producen para amplio consumo “estudios de opinión”, encuestas de muestras mínimas y bajísima confiabilidad, que se difunden por la red como verdades incontrovertibles de sesudos científicos sociales, que hacen de la investigación seria, con método y científica una auténtica bola de sandeces, ebriedades y alucinaciones. Decir que Costa Rica ocupa en el mundo el primer lugar como país más feliz  (y por segunda vez, pues la medición es cada dos años) es ignorar, entre otras cosas, que la oligarquía costarricense desde años atrás construyó un artefacto propagandístico y que se ha vuelto cultura,  para difundir mentiras al estilo de Gobbels, que de ser tan reiterativas se han vuelto verdad para un gran número de personas, tanto nacionales como extranjeros. Costa Rica, según los propagandistas de estas patrañas, es el paradigma de la democracia, la paz y la educación. Lo que obstan decir es que Costa Rica es la sociedad más alienada de América Latina por considerarse químicamente puros de blancura  -despreciando la sangre africana que corre por sus venas los cuales existen marginalmente. Es ignorar también que los costarricenses reaccionarios son los amos y señores de las estadísticas, donde claro, van en primer lugar en todo. Menos en la libertad sindical de sus trabajadores, en la marginación y desconocimiento de los derechos de su pueblo indígena, en la creciente población de niños y niñas de la calle y jóvenes desempleados y sin esperanzas; sin incluir en esas estadísticas luminosas, por supuesto, la explotación y el desprecio por los migrantes de Nicaragua, de manera especial. O la exponencial violencia contra la mujer, los homosexuales y las personas transgénero. La democracia, la paz y la educación costarricense es un mito, pues de esa “educación” tica han salido individuos como  El Palidejo, traficante de drogas internacional y asesino de Facundo Cabral. Ahora resulta que Costa Rica es el país más feliz del mundo, afirmación que viene a ser otra copa más en la borrachera tica de ser lo mejor en todo. Así son los ebrios: nunca les hace falta nada. Y en ese pedo[1] va Guatemala y Colombia, entre los diez países donde campea la felicidad, tal si como si los pensamientos y sentimientos optimistas de la vida no tuvieran una base material. Guatemala ocupa el subcampeonato  -antes que Haití-  en índices de desarrollo humano y material, por lo tanto lo dicho por la New Economic Foundation, es un estudio mariguano de elucubración pestilente . Luciano Castro Barillas.




UN PARAÍSO LLAMADO COSTA RICA

Familia indígena en la comunidad Yorkín, Costa Rica
Familia indígena en la comunidad Yorkín, Costa Rica © Angela  Martin/TNC, 2006



Por Luis Paulino Vargas Solís
Mayo 17, 2012

Las clases dirigentes de Costa Rica han poseído históricamente una singular capacidad para construir de Costa Rica una imagen gloriosa y almibarada de la cual desaparece cualquier posible mancha o defecto. Y justo es reconocer que conservan intacto tan singular talento.

Más, sin embargo, lo anterior tan solo tiene una validez relativa. Igual hay que reconocer que, como pueblo, nos hemos acomodado al discursito hegemónico, no tan solo con mansa complacencia, sino incluso con indisimulada vanidad y presunción. Entonces, por ejemplo, andamos convencidísimos de que somos un pueblo blanco-casi-europeo, pacífico y muy educado (¡la Suiza de Centroamérica!). No niego que algunas de esas cosas tienen su dosis de verdad; el problema está en no percatarse de los múltiples manchones que ensucian esa túnica presuntamente inmaculada. Si hasta nos tragamos con llamativa facilidad la rueda de carreta que inventó el siniestro OAS, según la cual, y sin falla ni interrupción, somos democracia desde 1889.

Nuestro concepto de patriotismo va siendo más y más ligth conforme pasa el tiempo. Nos sale, pero ya con tinte patriotero, cuando a Ortega y sus muchachos les da por ponerse a talar árboles y abrir diques en Isla Calero. Justo es reconocer que, sin embargo, a veces tenemos arrebatos de lúcido patriotismo. Por ejemplo, respecto del nefasto y devastador proyecto de minería a cielo abierto en Crucitas. E imposible olvidar que, contra la amenaza y el chantaje, hubo un 48% de valientes electores costarricenses que votamos contra el TLC. Y, sin embargo, impasibles dejamos pasar los procesos de apropiación de muchas riquezas naturales por parte de capitales extranjeros, y muy poquita gente levanta la voz contra lo abusivos regímenes de privilegio con que se beneficia a tales inversores.

La verdad es que, hoy día, este pueblo se siente patriota casi solamente cuando juega “la sele…”, o sea, “el equipo de todos” (así, sin inclusión de género). Por supuesto, me refiero a la selección nacional masculina mayor de fútbol. Ninguna otra es “la sele”. La selección femenina es solo eso: la selección femenina, no “el equipo patrio”. De ahí que las hazañas de Bryan Ruíz convoquen muchísima más atención que las Hazañas –así con mayúscula- de Shirley Cruz. O sea, claramente a la patria se le asigna rostro de hombre heterosexual y presuntamente blanco. En concreto el rostro de las estrellas masculinas del  fútbol. Digamos que no es una forma muy inclusiva y democrática de imaginar la patria.

Pero, en fin, acontece que cuando juega “la sele” todo mundo se vuelve patriota apasionado, incluidas La Nación y Repretel y Coca Cola ¿Ven por qué digo que nuestro patriotismo es cada vez más light? Incluso sucede que, más y más, va tomando la forma de mercancía para la publicidad y el consumo. 

Podría decirse que construimos nuestra identidad como si fuera una especie de narrativa poblada de personajes hermosos e historias de luminosa redención: democracia, paz, blancura, educación…y las jornadas gloriosas de “la sele”.

Y como cultivamos con tal ahínco la paz, la democracia y la educación, de forma consecuente cuidamos de la naturaleza con especial fruición y esmero y nos afanamos con inagotable amor por lograr la más plena observancia y validez de los derechos humanos en todas sus múltiples expresiones. No por nada somos “el país más feliz del mundo”.

Por estos días, la presidenta Chinchilla estará de gira por Europa, lo cual incluye una visita destinada a besarle el anillo al Papa. De Hija Predilecta de la Virgen a Santo Padre, lo que ahí se dará es un efluvio de bendiciones que perpetuarán por saecula saeculorum nuestra devoción por la naturaleza y los derechos humanos.

Así, doña Laura viajará por Europa dando cumplimiento al cometido heredado de quienes la precedieron en el sillón más visible de la élite y el poder: reafirmar frente al mundo nuestros lauros como país blanco y europeo; pacífico, democrático y educado; amante de la naturaleza y los derechos humanos. La hará muy bien porque, finalmente, se trata de una escuela de muy vieja data. Hace ya muchos años las élites ticas aprendieron a montar el teatro y jugar la mascarada ante el mundo. Y también hace mucho que ese mundo se tragó el cuento. La Presidenta será aplaudida, y en su persona toda Costa Rica recibirá el tributo.

Y, sin embargo, con Serrat uno podría recordar que nuestros ríos ya no cantan. Pero al menos en su inconsciencia, ellos no sentirán la humillación. Distinto es para quienes oirán discursos gloriosos sobre derechos humanos, sabiendo que a diario se violentan los suyos.

Es el dolor centenario de pueblos indígenas cuyos derechos culturales y autonomía siguen siendo ignorados. Es el atropello que viven cotidianamente trabajadores y trabajadoras a quienes se les niega el derecho a la sindicalización independiente. Son las mujeres invisibilizadas o las parejas que, no pudiendo tener hijos, se les niega el derecho a criar una familia. Son los niños y niñas de la calle; las juventudes desempleadas y sin oportunidades; las personas mayores en abandono; el estigma contra las personas afrodescendientes; la explotación y el desprecio que sufre la población migrante. Es la violencia machista que asesina mujeres y gais y personas transgénero.

Son las minorías sexualmente diversas a quienes se les repite una y otra vez “ustedes no son prioridad de nada” que es tanto como decir: ustedes en esta sociedad no son más que un desecho repugnante.

Y tratando de evitar malentendidos, diré para cerrar: Costa Rica y su pueblo tienen grandes logros históricos de los cuales enorgullecerse. Y, sin embargo, estos nunca serán completos, ni serán realmente sinceros, hasta tanto no se redima las deudas históricas acumuladas contra esa Costa Rica invisible, jamás mencionada en los discursos del poder.





[1] Vocablo popular mexicano equivalente a borrachera.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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