miércoles, 17 de octubre de 2012

EL CACIF DESPUÉS…



Todo es según el cristal con que se mire, es el teatro del bien y del mal diría Eduardo Galeano, si se observa el hecho desde la perspectiva empresarial y gubernamental la actitud del ejército es plenamente justificada. Si por el contrario se ve desde el sentir del campesinado, de nuevo regresa la brutalidad del ejército. ¿Quién tiene la razón?, para ello, la evidencia y la justicia resolverán la duda. Recuerdo las palabras de Galeano cuando escribió, Todos los enamorados de la muerte coinciden también en su obsesión por reducir a términos militares las contradicciones sociales, culturales y nacionales. En nombre del Bien contra el Mal, en nombre de la Única verdad, todos resuelven todo matando primero y preguntando después. publicogt.com






EL CACIF DESPUÉS DE INCITAR A LA REPRESIÓN
AHORA ACONSEJA EL DIÁLOGO






Por Luciano Castro Barillas

El Cacif después de las exigencias públicas al gobierno para garantizar el derecho a la libre locomoción de una u otra manera y que se saldó con ocho muertos en la manifestación de los 48 Cantones de Totonicapán, ha permanecido cobardemente agazapado, callado; y no fue sino hace unas 48 horas que se dio una declaración de ese órgano empresarial muy preocupado en que sus furgones de mercancías circulen porque manifiestan pérdidas millonarias. Es muy posible que el atraso de una entrega en un día ocasione dificultades, paro no las pérdidas magnificadas que ellos suelen anunciar con visos de tragedia, principalmente el más beligerante, Chiqui Drácula Briz y ex canciller. Uno de los voceros oficiosos del Cacif y profesor de la Universidad Francisco Marroquín  -Martínez Merlos- simplifica de manera ignorante las leyes apelando maliciosamente al derecho al afirmar que todas las leyes son igual de importantes, es decir, para él no hay jerarquías, según su antojadiza, mediocre y precaria argumentación jurídica. El gran inductor desde ya hace varios años que los piquetes de las manifestaciones populares en las carreteras fueran reprimidos son precisamente los señores del Cacif, sin que obste por su lado las ganas que los militares de siempre tienen y han tenido de repartir bala como procedimiento imprescindible para imponer la autoridad, en el mal entendido conceptual de confundir autoridad con fuerza. La autoridad está fundada en el ejemplo y es ética. La fuerza para ser legítima posee ese componente, de lo contrario es violencia irracional pura. En esa línea de análisis lo propuesto por el Cacif contra las manifestaciones populares fue, invariablemente, violencia pura, porque en ningún momento declararon en sus frecuentes comunicados la necesidad de entablar un diálogo franco y directo (obviando las socorridas mesas de diálogo) para solucionar los postergados problemas de las comunidades rurales indígenas y acabar de ese modo con los bloqueos que tanto les fastidian. Cacif y ejército se conchabaron, se coludieron de tal modo en aquel viejo refrán popular: “A San Juan que lo llevan y a él que le gusta”. . Si en realidad se quieren dar pasos civilizados para solucionar este problema se debe empezar por reformar la Ley de Orden Público para sacar de las labores de seguridad civil al ejército y derogar el Decreto 40-2000 donde se apoyan y coordinan fuerzas militares y civiles en las tareas de orden público. En este país su ejército no está preparado todavía para tener relaciones adecuadas con el ámbito civil porque sigue siendo una fuerza armada   -pese a las capacitaciones en derechos humanos-  con una fuerte ideología antidemocrática resultado de la existencia de un Estado débil a causa de políticos venales incapaces de dar dirección intelectual a los ciudadanos que gobiernan, de inspirarlos en valores cívicos. En este país no hay peor cosa, a nivel de prestigio personal, que ser politiquero, pese a que estas personas en el ejercicio de sus cargos les sobren “amigos”,  o sea paniaguados e incondicionales. El Cacif y el Ejército siguen siendo los dos grandes partidos políticos de la derecha guatemalteca. Las formaciones legales partidarias contempladas en la Ley Electoral y de Partidos Políticos y las instituciones de intermediación con la sociedad son solo “apariencias políticas”, de allí su irrelevancia, una tras otra, cada cuatro años y su absoluta carencia de prestigio y credibilidad ante los ciudadanos. Y nunca se aprende: muertos y heridos en el desalojo de la finca Nueva Linda, en el valle de Polochic, tal vez porque hay sugerencias indebidas de una oficialidad que no se democratiza: “Echen bala muchá  -quizá les haya dicho el coronel Chiroy a sus subalternos- no tengan pena” El problema es que ahora están en el bote y enfrentan cargos criminales por esa manera tan estrecha de abordar la realidad. Pero algo más, y conste que no va en descargo de los militares sino por lo difundido por amplitud por las organizaciones de derechos humanos: los vecinos de los 48 cantones sí iban armados, aunque hay que hacer la salvedad;  no con armas de fuego. ¿O no es un arma que mata un contundente garrote o un machete afilado?










Publicado por Marvin Najarro
CT., USA. 

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