jueves, 22 de noviembre de 2012

“CÓMO ME DUELE LA VIDA SIN TI”,…




El título del texto no es ninguna apelación a lo melodramático o a lo cursi, que esté agobiado de sentimentalismo como podría ser la percepción inicial. No. Todo lo contrario. Es una fiel constatación de todo lo que le duele a un ser humano que emigra   -más bien huye-  por el horror de una guerra y que le hiere perder a su país, a su familia, a sus hijas, a sus hermanos, a su cultura. Me imagino han de doler tanto esas pérdidas totales, sin paliativos, sin disimulos. Por ese el título de la novela: “Cómo me duele la vida sin ti”




“CÓMO ME DUELE LA VIDA SIN TI”,
BIOGRAFÍA NOVELADA QUE RECOGE LA VIDA
Y LA OBRA DE ADRIANA PORTILLO-BARTOW

Por Luciano Castro Barillas

Realmente es un reto, un desafío para todo escritor, en primer lugar guardar la compostura técnica en un relato de esta naturaleza, donde por un lado hay hechos reales, verdaderos y, por el otro; está el aderezo imaginativo, lo estrictamente literario. En este caso, la dureza de los hechos y la grandiosidad humana rebasa toda pretensión literaria de trascender, de rebasar como tal, porque a todas luces es y será siempre más importante el hombre y la vida a la más grandilocuente o ampulosa palabra. La escogencia de ese tipo de estructura narrativa obedece a la necesidad de desmarcarse del relato testimonial o el texto documental que puede hacerse fácilmente ordenando, de la mejor manera, los expedientes de las instituciones de justicia o de las organizaciones de derechos humanos. Este relato va por la vía de la amenidad y la fluidez en su lectura, con la inocultable pretensión que sea leído de un tirón por el ímpetu de su registro emocional. Y es posible que sea así por las fuerzas que la animan: una sincera admiración por una mujer de personalidad resuelta que conocí desde adolescente y la otra, el dolor inconmensurable de tanto guatemalteco víctima de la represión por los poderes reaccionarios de ese país, absolutamente inalterados, después de transcurridos 15 años de la suscripción de los Acuerdos de Paz.  Este libro, esta novela sobre Adriana Portillo-Bartow (en todo caso es la historia de la familia Portillo Hernández) hace tiempo debió ser escrita. O posiblemente las cosas siempre llegan en su justo momento.  A Adriana, cuyo nombre siempre ejerció en mí una especial fascinación desde mi juventud, dejé verla, de no saber nada de ella durante treinta y un años, aunque enterado estaba de la terrible tragedia vivida en 1981 en la zona 11 de la ciudad de Guatemala, cuando la casa de su padre fue asaltada por fuerzas combinadas de seguridad de la dictadura militar de esos años: ejército, policía y escuadrones de la muerte; y la posterior desaparición de siete miembros de su familia, incluidas sus dos pequeñas hijas de nueve y diez de edad. Su lucha por la vida, por la superación, por sobrevivir, en el más estricto sentido de la palabra; fue ilustrativa y aleccionadora, sobre todo para aquellas remisas personas que las derriba la mínima brisa. Adriana se enfrentó a vendavales de todo tipo y se mantuvo erguida, con fortaleza indescriptible. Se sobrepuso a sus flaquezas, tan propias de todo ser humano. Encontró en los Estados Unidos los brazos fraternos y solidarios del pueblo norteamericano y desde allí, luego de tantas penas, de tantas vicisitudes, quiso seguir luchando por la paz y por la justicia, trascendiendo el dolor. No conforme con escribir “sus memorias” y refugiarse en posiciones románticas pequeño-burguesas. Como toda proletaria revolucionaria, empujó su lucha en escenarios distintos, sin declinar un momento en sus convicciones. Y eso la hace valer en demasía, pues nunca dejó de lado el compromiso por los que sufren y por los que no alcanzan, por muchos motivos, la justicia. No se dio por vencida y el resultado de todo esto es el justo lugar y reconocimiento que goza entre los círculos de promotores y defensores de los derechos humanos que reconocen su valía y su importancia de mujer y luchadora social.

Ya su libro está en preparación en Guatemala,  para ser publicado en el 2013. El título del texto no es ninguna apelación a lo melodramático o a lo cursi, que esté agobiado de sentimentalismo como podría ser la percepción inicial. No. Todo lo contrario. Es una fiel constatación de todo lo que le duele a un ser humano que emigra   -más bien huye-  por el horror de una guerra y que le hiere perder a su país, a su familia, a sus hijas, a sus hermanos, a su cultura. Me imagino han de doler tanto esas pérdidas totales, sin paliativos, sin disimulos. Por ese el título de la novela: “Cómo me duele la vida sin ti”. Esperamos que los lectores puedan dispensarnos un trato exquisito cuando la lean, a despecho de sus imperfecciones. Y aunque pretendo que esto sea un secreto entre usted y yo, en este mundo de excesos en términos sociales: redes, economía, guerras, etc.; déjeme confiarle que Adriana es, por cierto, mi heroína privada.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra saber que se va a publicar esta dolorosa historia que tambien ilustra las experiencias de muchas familias guatemaltecas. Adriana ha movido cielo y tierra para encontrar a su familia, y en el procedo nos ha concientizado e inspirado. Su lucha ha sido de dolor pero tambien de logros y de esperanza. Seguimos caminando con Adriana hasta la tierra prometida en donde esperamos ver justicia y una Guatemala mejor.