lunes, 24 de diciembre de 2012

EL MITO…



Las narrativas del nacimiento de Jesucristo han sido, apropiadamente, llamadas mitos. Por definición un mito es una historia o reporte en el que Dios o un Dios es el actor principal. Ángeles, estrellas moviéndose libremente, sueños y luces brillantes de inexplicable origen son parte de las herramientas de la mitología. Intentos de interpretar las narrativas del nacimiento como historia, no les han servido bien a los cristianos y al mundo en general.



EL MITO DEL NACIMIENTO DE JESÚS


Por Rev. Howard Bess

No es mi deseo opacar las luces navideñas, pero sería de gran ayuda para algunos escuchar de lo que realmente se tratan las historias a cerca del nacimiento de Jesús.

Existen cuatro versiones que relatan la vida de Jesús. Son conocidas como los Evangelios…Mateo, Marcos y Lucas y Juan. Entre estas, únicamente dos versiones, dicen algo sobre el nacimiento de Jesús.

Marcos, el primero de los evangelios, empieza la historia de Jesús como un adulto. Juan, el último de los evangelios escrito, no hace mención alguna a cerca del nacimiento de Jesús. Mateo relata el acontecimiento del nacimiento en unos cuantos y cortos párrafos. La versión de Lucas sobre los inicios de Jesús en cuatro veces más larga que la de Mateo.

Esas dos versiones son muy diferentes. Lucas echa mano de un reparto mucho más grande. Su estilo dramático es muy pronunciado. El hace uso de una abundante poesía y música con el apoyo de figuras angelicales.

Reconciliar las dos versiones ha sido la intención de muchos, pero nunca han tenido éxito. Son historias muy diferentes. Cada una tiene su propia y distintiva versión a cerca de los eventos que rodearon el nacimiento de Jesús.

 Al tratar de comprender el significado de las historias del nacimiento, nosotros tenemos algunas interrogantes muy comunes. ¿Quien escribió el material? ¿Por qué lo escribió? ¿Para quién fue escrito? ¿De qué recursos literarios se valió el autor?

Los verdaderos autores de esas dos historias (quienes las escribieron) históricamente son desconocidos. Las historias fueron escritas entre 40 y 50 años después de la muerte de Jesús. Las razones por las que fueron escritas son un tanto complicadas.

En el momento en que fueron escritas, los cristianos y las iglesias cristianas estaban bajo la severa persecución de los romanos. El crecimiento en el número de los seguidores de Jesús era dramático y se había vuelto un asunto de mucha preocupación para los gobernantes títeres locales.

El Señor, era el titulo dado a Jesús en todas las iglesias. Llamar “Señor” a alguien llevaba agregada la confesión de servidumbre. Para los cristianos de finales del primer siglo DC, Jesús era el verdadero poseedor de sus vidas y era él quien las gobernaba.

Bajo el reinado de los Cesares, Augusto y Octavio, el manto de la divinidad era un privilegio único de los emperadores romanos. Los títulos, Señor, Hijo de Dios, Hacedor de la Paz y, Salvador del Mundo, eran de su propiedad.

Los cristianos de la primera centuria recordaban muy bien aquellas palabras de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente”. Jesús era su Señor. Ellos no tenían lealtades divididas.

En el mundo antiguo abundaban las historias de nacimientos milagrosos. Era una de las maneras preferidas por los gobernantes para reclamar derechos divinos. Era una de las herramientas literarias que estaba esperando ser usada por los primeros cristianos para declarar la cualidad divina de aquel a quien le llamaban Señor.

Las narrativas del nacimiento, que eventualmente fueron adosadas a los evangelios de Mateo y Lucas, eran historias que fueron creadas y circuladas para contrarrestar la afirmación de divinidad y, del título de Señor, de los Cesares. Cada afirmación del derecho divino del Cesar era contrarrestada por otra que afirmaba que todos sus títulos pertenecían a Jesús.

Las narrativas del nacimiento son sobre todo un tratado político como también un enunciado teológico. No pueden ser consideradas como parte de las memorias tempranas de los seguidores de Jesús, ellas tienen sentido únicamente en el contexto de la divinidad reivindicada por sus opresores romanos.

¿Para quién fueron escritas las narrativas del nacimiento?

Probablemente la intención fue hacerlo para una audiencia interna. En sus inicios la iglesia necesitaba de celebraciones para recordarles a los cristianos quienes eran ellos. La comunión y el bautismo se convirtieron en las herramientas para recordar la muerte y resurrección de Jesús. Las narrativas del nacimiento fueron la base perfecta para la celebración de su venida al mundo.

¿Qué recurso literario usaron los autores?

En términos generales los autores eran cuentistas. Ellos no eran historiadores. Su trabajo no puede ser interpretado como historia.

Las narrativas del nacimiento han sido, apropiadamente, llamadas mitos. Por definición un mito es una historia o reporte en el que Dios o un Dios es el actor principal. Ángeles, estrellas moviéndose libremente, sueños y luces brillantes de inexplicable origen son parte de las herramientas de la mitología. Intentos de interpretar las narrativas del nacimiento como historia, no les han servido bien a los cristianos y al mundo en general.

De la misma manera en que los niños se sienten engañados cuando encuentran que Santa Claus no es real, muchos cristianos también se sienten traicionados al saber que Jesús no nació de una virgen y que la estrella no viajo a través del cielo y vino a reposar sobre un particular lugar en Belén.

Como cristiano, me acojo a la creencia de un Dios que participa activamente en los asuntos del mundo. Creo que Jesús de Nazaret es el Señor. Creo que él es el hijo de Dios. Creo que él es el portador de la paz. Creo que él es el Salvador del Mundo.

Estos son los mensajes tan bellamente relatados en las narrativas del nacimiento. Sin importar si Jesús nació o no en Belén. Cuando las historias del nacimiento son puestas en un contexto más amplio, histórico y religioso, estas se transforman en piezas maestras reveladoras de la verdad y en testigos del júbilo de la vida.



Traducido del inglés por Marvin Najarro


El Rev. Howard Bess es un ministro retirado de la congregación Bautista Americana, quien vive en Palmer, Alaska.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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