domingo, 27 de enero de 2013

¿FRACASO, BOCHORNO…



La seguidilla de fracasos del futbol nacional no se origina en la mediocridad de sus practicantes, es el resultado de la ineficiencia, la incapacidad y la corrupción de quienes lo dirigen. El futbol, con contadas excepciones, siempre ha sido dirigido por una camarilla (mafia) de incompetentes, eso sí, corruptos hasta el tuétano avocados más a sus propios intereses políticos y económicos que a la creación de políticas dirigidas hacia la democratización de la práctica del futbol.



¿FRACASO, BOCHORNO O MÁS DE LO MISMO?


 Por Marvin Najarro

Lo hecho recientemente por la selección nacional de futbol en el torneo de la UNCAF, uno de los más mediocres del balompié internacional, no debería considerársele como un fracaso estrepitoso, como algo inesperado, sino más bien como una constante repetición de lo mismo. Sí, no se puede considerar un fracaso, o es ¿que acaso aficionados, “directivos” y entrenadores esperaban otra cosa, diferente a la falsa expectativa de ver al combinado nacional dando la vuelta olímpica? La historia, desalentadora, del futbol nacional, especialmente durante las últimas tres décadas, no miente y con contundente claridad nos demuestra que el fracaso a todo nivel es la constante que sobresale. Y no es que el futbol nacional, sobretodo a nivel internacional, no haya logrado uno que otro buen resultado, definitivamente que sí, pero estos en el balance final apenas alcanzan para restarle a la suma total de los repetidos fracasos. Esto es demasiado para el futbol de un país que en algún momento de su historia llegó a pasear su buen futbol por toda el área centroamericana y hasta era respetado y por qué no decirlo temido por México. Hoy la realidad es otra y muy distinta, ya no se le gana prácticamente a nadie y el futbol Chapín se está conviritendo en el patito feo de toda el área de la UNCAF y CONCACAF.

No es suficiente y, creo que es hasta injusto, culpar de la debacle al futbol propiamente dicho o en todo caso a la pobre capacidad técnica y física que exhiben los futbolistas nacionales, los futbolistas y el futbol que estos practican son el resultado de las fallas estructurales que padece a nivel organizacional el futbol nacional y, por qué no decirlo, la selección nacional y el futbol que practica son el espejo en el que se refleja la imagen de un país arruinado política, económica y socialmente.

La seguidilla de fracasos del futbol nacional no se origina en la mediocridad de sus practicantes, es el resultado de la ineficiencia, la incapacidad y la corrupción de quienes lo dirigen. El futbol, con contadas excepciones, siempre ha sido dirigido por una camarilla (mafia) de incompetentes, eso sí, corruptos hasta el tuétano avocados más a sus propios intereses políticos y económicos que a la creación de políticas dirigidas hacia la democratización de la práctica del futbol.

Nunca la dirigencia del futbol nacional, a no ser a nivel de unos pocos clubes como Tipografía Nacional y Galcasa (ambos ya desparecidos) ha tenido la capacidad, la visión a largo plazo o el deseo de elaborar y trabajar en planes concretos de desarrollo del futbol en todas sus categorías, siempre se ha interpuesto la improvisación, la incompetencia y la corruptela al trabajo bien organizado y consciente como lo han hecho en otros países, como por ejemplo y para no ir muy lejos, el caso de Honduras que en los años 70 inicio una total reestructuración de su futbol con resultados que están a la vista de todos. No es que en Guatemala no se produzcan futbolistas, pues en un país con tradición futbolera (no beisbolera) donde el futbol se practica hasta en los más recónditos rincones, a cada rato surgen elementos con innatas capacidades para jugar al futbol. Lamentablemente por la ausencia de políticas orientadas hacia la formación básica y  la carencia de instalaciones apropiadas y de técnicos capacitados, o sea de toda una estructura organizativa acorde, la potencialidad de la mayoría de estas jóvenes promesas se diluye en la nada dejando como resultado el futbol que tenemos.

No es a través de la improvisación, del trabajo sin planificación, sin una visión futurista de largo alcance como se logrará rescatar la maltrecha imagen del futbol nacional. El problema tampoco se soluciona, como creen  dirigentes, comentaristas y aficionados, con la contratación de costosos entrenadores o técnicos internacionales, algunos de renombre y con mucha capacidad, otros unos auténticos mercachifles, como el “bolillo” Gómez que se llevó una buena cantidad de dólares sin dejar absolutamente nada en beneficio del futbol. Podrán llegar Pep Guardiola o hasta el mismo Mourinho y nada va a cambiar, porque estos hombres se toparan con un sistema retrogrado, inoperante, plagado de ineficiencias y malos manejos que hará que su cúmulo de conocimientos y experiencias no puedan aprovecharse y ponerse en práctica para sentar las bases de un desarrollo integral del futbol.

Si se quiere rescatar al futbol es urgente y necesaria una remoción completa y profunda de toda la podrida estructura del futbol del nacional sin la cual los resultados, el fracaso y el bochorno seguirán estando a la orden del día, siempre lo mismo en un ciclo vicioso de nunca acabar. Sin embargo, emprender una empresa de tal magnitud en Guatemala donde el monstruo de la corrupción institucional ha hecho pedazos todos los aspectos de la vida social, del cual el futbol no se escapa, será una tarea titánica. Habrá que luchar contra las viejas prácticas de directivos, entrenadores y ligas politizadas con escasa visión que creen que el futbol debe dirigirse de manera antojadiza y sin planificación.  Hay personas con suficiente capacidad para dirigir el futbol pero no pueden acceder a la conducción del mismo porque la actual organización político-mafiosa que tiene las riendas del futbol guatemalteco se los impide.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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