jueves, 2 de mayo de 2013

El 1º. DE MAYO…



(…) La fragmentación y la marginalización de sus elementos radicales, el pragmatismo sin principios, la desmoralización y desmovilización de su base popular, y la eventual disolución han demostrado ser el resultado inevitable de muchos movimientos populares. Desde el movimiento por los derechos civiles y de las mujeres pasando por el movimiento ambientalista y ahora el movimiento por los derechos de los inmigrantes, esta ha sido la historia, después de que ellos mismos permitieron ser secuestrados y sangrados de todas las posibilidades de radicalización por establishment liberal.




El 1º. DE MAYO Y EL FRACASO DEL
MOVIMIENTO  POR LOS DERECHOS DE LOS INMIGRANTES


Por  Ajamu Baraka

¿Cómo pudo el movimiento que fue capaz de hacer que millones de personas desfilaran por las calles en el 2006, permitir el desarrollo de algo llamado “acta de reforma migratoria integral”, que está siendo debatida en el congreso de los Estados Unidos, la cual amplía el programa de trabajadores invitados, dedica millones al fortalecimiento del control migratorio y fronterizo, les deniega a los inmigrantes el acceso a servicios públicos y en general no reconoce los derechos de los migrantes e inmigrantes como plenos seres humanos  con derechos humanos? Esta legislación de ninguna manera refleja el poder y el éxito del movimiento por los derechos de los inmigrantes –en su lugar, pone de manifiesto su pérdida de autonomía y visión. Lo que está siendo vendido como reforma migratoria no es más que una inescrupulosa capitulación a la fuerzas del nativismo, supremacía blanca y oportunismo liberal.

¿Cómo paso esto? Desafortunadamente, el fracaso del movimiento por los derechos de los inmigrantes en los EEUU, es una historia que no es única. Como una constante pesadilla que ha perseguido en los últimos cuarenta años  a los progresistas/activistas radicales y a otros movimientos en los EEUU, la historia del movimiento por los derechos de los inmigrantes, es la historia del movimiento cuyo capítulo final fue predeterminado tan pronto como el mismo permitió ser influenciado por el paternalismo y las políticas conservadoras del complejo industrial liberal sin fines de lucro y del partido Demócrata. La fragmentación y la marginalización de sus elementos radicales, el pragmatismo sin principios, la desmoralización y desmovilización de su base popular, y la eventual disolución han demostrado ser el resultado inevitable de muchos movimientos populares. Desde el movimiento por los derechos civiles y de las mujeres pasando por el movimiento ambientalista y ahora el movimiento por los derechos de los inmigrantes, esta ha sido la historia, después de que ellos mismos permitieron ser secuestrados y sangrados de todas las posibilidades de radicalización por establishment liberal.

Pese a que han habido muchas oportunidades pérdidas y extraños desarrollos dentro del movimiento por los derechos de los inmigrantes, uno de los acontecimientos políticamente de mayor retroceso fue el haber abrazado la narrativa colonialista relacionada al origen y el carácter de los Estados Unidos. Al impulsar la frase “todos somos inmigrantes”, una posición fomentada por los políticos marrulleros del partido Demócrata que secuestró al movimiento, el mismo movimiento colaboró con la narrativa supremacista que borró la presencia de los indígenas en el territorio que se convirtió en los Estados Unidos y la realidad de este como un Estado colonialista de colonizadores blancos.

Esta estrategia de comunicación de ganar “aceptación” de parte de la mayoría blanca es siempre el objetivo de los trapaceros de los medios de prensa contratados para asesorar a los movimientos y campañas emergentes. Sin embargo, esta estrategia de comunicación resultó en que, en vez  de ganar el apoyo del público de raza blanca, esta inconscientemente reforzó la narrativa de los nativistas y de los supremacistas blancos quienes se ven a ellos mismos como, los primeros y los únicos inmigrantes legítimos en un territorio otorgado a ellos por Dios como una “nación blanca”, legitimando el fortalecimiento del control fronterizo y la represión y los componentes necesarios para cualquier acuerdo de reforma migratoria.

Los colonos no son inmigrantes –ellos son invasores. Pero esto por supuesto es un hecho inconveniente, no forma parte de la fantasía colonial que pasa como la historia de los Estados Unidos, ni tampoco es considerada por los proponentes de la “ruta a la ciudadanía”.

Conjuntamente con la brutal conquista colonial y la tentativa de genocidio de los indígenas de esta tierra, los cimientos racistas que justificaron las políticas genocidas y la institución de la esclavitud, así como los cien años de terror racista que siguieron a la declaración oficial del fin de la esclavitud, son temas que asiduamente evitan mencionar los voceros del movimiento por los derechos de los inmigrantes. La excepción al silencio generalizado del movimiento sobre el tema de la raza y el racismo, aun a la luz del pogromo racista dirigido a los migrantes indocumentados de América Latina desde el 2006 -fueron referencias al Dr. King- pero únicamente, y siempre y cuando esas referencias fueran la versión distorsionada y derradicalizada del Dr. King y del movimiento del cual él era el producto.

No todo el mundo dentro del movimiento por los derechos de los inmigrantes ha abrazado esta tontería pequeñoburguesa. Un buen número de organizaciones han estado involucradas en un trabajo ejemplar en torno a los derechos de los trabajadores migrantes, victimizados por las contradicciones de la globalización, que ha resultado en que la inmigración sea la única opción para sobrevivir de muchos trabajadores y agricultores desplazados. Pero para los individuos y organizaciones que no han acatado la directriz liberal “pro ciudadanía” del partido Demócrata, en contraposición a la legalización, había un precio que pagar.  A Esas organizaciones se les disminuyeron, o se les eliminaron  los fondos financieros relegándolas a la última fila del movimiento.

En el futuro cercano la reforma migratoria, en alguna forma, será aprobada, sin embargo, millones de personas se encontraran conque la totalidad de sus derechos humanos han sido denegados, y es nuestro deber continuar batallando por esos derechos. Los valores humanos que tenemos en común y nuestro compromiso con la justicia social pueden servir de fundamento para erigir un movimiento popular, independiente, multinacional y anti opresión, que enfatice  los derechos humanos de las personas, autodeterminación, autentica descolonización, y una politizada perspectiva global que entienda las contradicciones del capitalismo global e imperialismo, que empuja y atrae a las personas a cruzar las fronteras nacionales. En los Estados Unidos existe la base para un nuevo y progresista bloque social, si tan solo pudiéramos ver su potencial forma y luego tener el coraje de batallar con nuestras diferencias y contradicciones para arrebatarle la victoria a la derrota. Esta es la lección clave que  podemos aprovechar de los esfuerzos por una reforma migratoria integral.



Traducido del inglés por Marvin Najarro



Ajamu Baraka es un activista por los derechos humanos y veterano de los Movimientos Black Liberation, contra la guerra, anti apartheid  y solidaridad con Centro América en los Estados Unidos. Actualmente es miembro en el Institute for Policy Studies. Baraka vive actualmente en Cali, Colombia.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!

No hay comentarios.: