lunes, 20 de mayo de 2013

GUATEMALA EN LA ENCRUCIJADA




La condena por genocidio del ex dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt ha puesto el respecto por los derechos humanos en Guatemala en una encrucijada, invalidar el dictamen como una opción y la otra ampliar la investigación a los cómplices de Ríos Montt en Guatemala y en los Estados Unidos. Hace unas horas la Corte de Constitucionalidad tomó la primera opción, invalidar la sentencia. El siguiente artículo es la primera parte de la entrevista que le hiciera Dennis J. Bernstein al periodista Allan Nairm, publicada en fecha 20 de mayo por el website de la revista Consortium News.



LA JUSTICIA GUATEMALTECA 
EN LA ENCRUCIJADA

Periodista Allan Nairn

Por Dennis J. Bernstein

En una histórica decisión una corte guatemalteca declaró culpable de genocidio y crímenes contra la humanidad al ex hombre fuerte y cercano aliado de los EEUU, Efraín Ríos Montt, sentenciando al general de 86 años de edad a 80 años en prisión.

El periodista Allan Nairn, quien ha cubierto la historia del genocidio en Guatemala desde la década de los 80, estuvo en la corte durante el reciente veredicto y le comentó a Dennis J. Bersntein en esta entrevista que en este momento hay dos batallas que están teniendo lugar. Aquellos que lucharon para que se condenara a ríos Montt –muchas veces arriesgando sus propias vidas- están presionando para que se amplié la investigación, para que se enfoque en otros asesinos en masa apoyados por los EEUU en la década de los 80, incluyendo al actual presidente, general Otto Pérez Molina.

Y por otra parte, está la poderosa oligarquía militarista de la extrema derecha guatemalteca, con sus manos ensangrentadas de las mismas matanzas de las que se culpa a Ríos Montt, que luchan porque su condena sea anulada por una corte superior en Guatemala.

Además existe la cuestión de la complicidad de los Estados Unidos en las atrocidades cometidas contra los derechos humanos en Guatemala durante la administración Reagan y, más recientemente, la decisión de invitar a uno de los generales de más alto rango de Ríos Montt para que estudiara en Harvard University’s Kennedy School.


Primera Parte

DB: Allan, ¿nos puedes hablar a cerca del veredicto y de la significancia de la decisión del tribunal?

AN: Lo que sucedió es que alguien finalmente, e imparcialmente, hizo que la ley se cumpliera  y se castigara a los perpetradores de los asesinatos cometidos durante la guerra civil en Guatemala. En este caso los asesinatos fueron las masacres llevadas a cabo en el altiplano noroccidental de Guatemala contra la población Maya Ixil, y el perpetrador fue un general, un dictador militar apoyado por los Estados Unidos. El general Efraín Ríos Montt.

Normalmente, en cualquier país del mundo, un perpetrador, un asesino que ocupa una posición de esa naturaleza y cuenta con semejante apoyo, se sale con la suya. Pero en este caso, no sucedió así. El general Efraín Ríos Montt fue encontrado culpable y condenado a 80 años en prisión. En estos momentos él está en prisión, aunque hospitalizado en una unidad militar por una supuesta enfermedad, sin embargo, el permanece encerrado. En varios sentidos esto representa un avance significativo. Es la primera vez que algún país logra enjuiciar a un ex presidente por cargos de genocidio haciendo uso de sus propios tribunales de justicia.

Más importante aún, este es un juicio desde abajo. No es un caso de justicia de los victoriosos donde el que gana la guerra enjuicia al perdedor. Este es un caso de los sobrevivientes cuyo movimiento fue aplastado, pero fueron capaces de persistir haciendo uso de cualquier recurso legal existente dentro del sistema para lleva a la justicia a uno de los asesinos, un asesino que representa al orden social que todavía está en el poder. Los mismos individuos y otros de la misma calaña que gobernaron Guatemala en 1982 y 1983 la gobiernan hoy en día. Son el ejército y los oligarcas; las cámaras de comercio, industria y finanzas. Pero ha sido debido al coraje y lucha de los sobrevivientes de las masacres, que se ha abierto suficiente espacio político en Guatemala como para que personas honestas hallan llegado a ocupar posiciones de importancia dentro del sistema judicial, haciendo posible que el juicio procediera. Es además un avance significativo en la lucha contra el racismo y por los derechos de los indígenas.

Cuando ríos Montt capturó el poder en un golpe de Estado inmediatamente tomó dos medidas. El ejército estaba asesinando a civiles –lo habían estado haciendo por muchos años. Pero ríos Montt cambio esa estrategia, inmediatamente ordenó disminuir los asesinatos urbanos de líderes nacionales en la ciudad capital, los cuales se habían vuelto políticamente contraproducentes.

En su lugar, el hizo que la masacres que estaban teniendo lugar en el campo se volvieran sistemáticas. Envió al ejército en operaciones de barridas sistemáticas por todas las aldeas del altiplano noroccidental en donde en ese momento se concentraba la mayoría de la población de origen Maya. Ríos Montt y su ejército los habían estigmatizado como intrínsecamente subversivos. Esa fue la razón por la cual la fiscalía pudo articular el cargo de genocidio de manera muy consistente.

Por su puesto que todo esto fue apoyado por los Estados Unidos. Los EEUU todavía no han alcanzado un grado de civilización política que Guatemala, especialmente la población Maya, quienes hicieron posible el juicio, ha logrado. Nosotros todavía no hemos enjuiciado a oficiales del gobierno de EEUU quienes han estado involucrados en otras similares matanzas de civiles alrededor del mundo y quienes hoy en día todavía lo están, pero tendrá que hacerse.

Los fiscales de EEUU deben inmediatamente convocar un gran jurado en relación al genocidio guatemalteco. Ellos tienen que cumplir con su responsabilidad en asistir a los fiscales guatemaltecos, divulgándoles los documentos internos de EEUU relacionados con las masacres, todo lo que existe en la CIA, el Departamento de Estado, el Pentágono y la Casa Blanca. Los fiscales de EEUU tienen que movilizarse para procesar a todos los oficiales estadounidenses de esas agencias, aquellos que todavía viven, quienes participaron como cómplices, o algo peor, en estos crímenes. Según continúen las investigaciones de las autoridades guatemaltecas, los fiscales de EEUU deben estar dispuestos a extraditar a cualquier oficial de EEUU que sea requerido por la justicia guatemalteca.

DB: Como tú dices, este fue un alevoso ataque asesino sobre la gente indígena del altiplano. Entre los testimonios más conmovedores estuvo el de Rigoberta Menchu, Premio Nobel de la Paz. ¿Por qué fue importante su testimonio, y puedes recordarle al público quien es ella?

AN: Rigoberta fue una activista galardonada con el Premio Nobel de la Paz. El sistema criminal guatemalteco funciona de diferente manera al de EEUU. En los estados Unidos, aunque un ciudadano de manera individual puede presentar una demanda civil contra cualquiera, ellos no pueden accionar criminalmente en contra de alguien para que sea enviado a prisión. Únicamente el Estado lo puede hacer. Pero en Guatemala, se le permite a un ciudadano individual accionar criminalmente en contra de otro si ellos pueden convencer a los fiscales del Estado y a las cortes para que tomen cartas en el asunto. Hace algunos años, Rigoberta Menchú, inicio procesos legales contra varios generales y coroneles por su papel en las matanzas, uno de ellos era Ríos Montt.

Sus casos fueron bloqueados en Guatemala, pero uno de ellos fue eventualmente tomado en España por la Audiencia Nacional. Bajo la ley internacional, los crímenes contra la humanidad, tales como genocidio, pueden ser procesados en las cortes de otros países ya que son considerados una grave amenaza para la humanidad misma. La corte española tomó el caso muy seriamente y hasta la fecha está muy activa. Ellos han tratado de extraditar a varios generales  guatemaltecos a España, pero no han tenido éxito. El trabajo realizado en ese caso ayudó a preparar el terreno para el caso contra Ríos Montt que ha resultado en la sentencia en Guatemala.

El caso particular en contra de Ríos Montt estuvo basado en un escenario muy estrecho –las masacres que tuvieron lugar en un periodo particular en la región ixil del altiplano noroccidental, diferente de la región de donde Rigoberta y su familia provienen. El juicio se desarrolló únicamente sobre la base de los 1,771 asesinatos porque la fiscalía fue capaz de conseguir los nombres de las 1,771 víctimas asesinadas por el ejército de Guatemala.

En muchos casos las osamentas de las víctimas fueron exhumadas y los expertos forenses fueron capaces de ligar esas osamentas con los nombres de las víctimas. Pero el caso está lejos de darse por concluido, pues la oligarquía, los militares en servicio y retirados, pero especialmente la oligarquía, están tratando que el caso sea anulado. La Corte de Constitucionalidad, que es la de más alto rango en Guatemala, estaba supuesta a emitir un fallo que podría haber resultado en la anulación del caso y la inmediata libertad de Ríos Montt.

El fallo fue pospuesto hasta el lunes. La Corte de Constitucionalidad no es tomada seriamente como un cuerpo legal -es toda una herramienta política del ejército y de la oligarquía. En estos momentos existe un gran forcejeo político dentro de la clase política guatemalteca a cerca de si tomar el riesgo político de anular el veredicto.

Se dio un paso enorme, fue un gran acontecimiento. Si ellos tratan de anularlo o retrotraerlo, habrá una gran reacción negativa de parte del público guatemalteco e internacionalmente. Pero los líderes de la oligarquía son muy celosos de sus privilegios, entre los que se incluye su derecho a considerarse ellos mismos como superiores y continuar tratando a la gente indígena como menos que plenos ciudadanos y menos que humanos.

En muchas de las comunidades indígenas en donde tuvieron lugar las masacres de la década los ‘80’, la gente todavía sobrevive con unos cuantos dólares al día. Las tasas de malnutrición y mortalidad infantil son extremadamente altas. La gente no puede obtener los ingresos suficientes de las micro parcelas de maíz que ellos trabajan, por lo que tienen que migrar a la costa para trabajar en las plantaciones durante la temporada de cosechas para tratar de alimentar a sus familias.

Más importante aún, la oligarquía quiere seguir conservando la prerrogativa de asesinar gente cuando ellos sienten que es necesario, aun y cuando hoy en día en Guatemala el ejército no comete las masacres rurales a las que ha estado acostumbrado. Ellos no asesinan a los activistas nacionales, como solían hacerlo. Pero fuera de la ciudad el asesinato de activistas locales continua –en particular la muerte reciente de activistas que han estado luchando contra los proyectos de minería de compañías canadienses y de los EEUU, traídas al país por el actual presidente, general Pérez Molina.

Las comunidades locales están resistiendo con vehemencia porque temen la contaminación y otros danos que la minería pueda ocasionar. Los ricos quieren tener el derecho de matar a la gente que protestan en su contra, y ellos temen –y tienen una base racional para sentir temor- que si se permite que el precedente del juicio contra Ríos Montt permanezca inalterable, podría limitar su estilo de vida, podría serles más difícil en el futuro asesinar a los trabajadores que tratan de organizarse en sus plantaciones, en sus fábricas o en sus minas, por lo tanto y en vista de lo mucho que hay en juego aquí no hay todavía certeza de que se permita la permanencia del veredicto.




Traducido del inglés por Marvin Najarro








Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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