lunes, 2 de junio de 2014

Mitologías de la Guerra fría y las negociaciones iraníes

Lo que era cierto para Rusia, en términos del mito de la "capitulación" de Jruschov es cierto en exceso para Irán: Como escribe Parsi, "hoy en día, otro, mito igualmente destructivo se está forjando”. Ese mito es que las sanciones paralizantes han hecho que el régimen iraní se ponga de rodillas, obligándolo a correr a la mesa de negociaciones para pedir misericordia.


MITOLOGÍAS DE LA GUERRA FRÍA Y
LAS NEGOCIACIONES IRANÍES


Por Alastair Crooke

¿Nos encaminaos hacia un "verano de descontento" caliente? Parece que sí. La situación política geoestratégica sin duda tiene su aguja oscilando ante la escalada de las tensiones, y está empujando hacia el “rojo” en los diversos frentes.

Es evidente que la volátil y caótica imprevisibilidad de la crisis de Ucrania continuará como el posible desencadenante de una confrontación entre los EE.UU y Rusia -un conflicto “no deseado e innecesario", como reprobatoriamente lo señala el decididamente pro-atlantista primer ministro de Rusia, Dmitri Medvedev.

La oleada estadounidense dirigida al aislamiento y las sanciones contra Rusia -llevadas en paralelo con la agresiva conducta "pasivo-agresivo" de los Estados Unidos hacia China (como acusar a los funcionarios chinos con -entre todas las cosas- de crímenes cibernéticos)- finalmente ha materializado el "pivote" estratégico del Presidente Putin hacia China. Y (a pesar de tanto, a priori, escepticismo occidental), parece que los insignificantes asuntos a nivel mundial de una Ucrania en bancarrota pueden llegar a ser la gota que colmará el vaso haciendo colapsar el orden mundial de posguerra: este reúne en una sola fuerza a Rusia y China en una alianza de oposición al monopolio de EE.UU sobre el orden internacional y el sistema financiero y marca el final de la triangulación de los EE.UU, "por medio de la cual Estados Unidos ha sido capaz de enfrentar a un poder contra otro.

El mega contrato del gas firmado entre Rusia y China no va a cambiar la situación energética de Europa (el gas para China en su mayoría provendrá del este de Rusia, mientras que el gas para Europa proviene de fuentes en el oeste de Rusia), pero la importancia para Europa se encuentra más en el tipo de moneda en el que está denominado (dólares o no), y también si Rusia tiene la intención de vincular su putativo nuevo sistema de liquidación financiera al sistema existente de China, el Union Paysettlement (el segundo mayor banco de Rusia ya ha firmado un acuerdo con el Banco de China, que sortea el sistema de liquidación internacional). Si el contrato de gas entre Rusia y China realmente toma forma para cristalizar la jugada de estos Estados de distanciarse del sistema financiero  dominado por los EE.UU, entonces las consecuencias son realmente enormes.

El presidente Obama podría, instintivamente e intelectualmente, muy bien detectar el calentamiento que ocurre en el orden geopolítico y entender sus posibles riesgos mejor que muchos, pero es evidente que él está a la defensiva políticamente (bajo fuertes presiones domésticas). En consecuencia, tiene que prestar obediencia al mito de cómo la Guerra Fría fue ganada por los Estados Unidos, particularmente en el tratamiento de temas tan emotivos domésticamente, como las reacciones de Rusia en Crimea y Ucrania.

Trita Parsi , escribiendo en el contexto más reducido de las negociaciones con Irán, comienza por señalar que, en "lo que es tal vez el mito central de la Guerra Fría, el presidente John F. Kennedy, se dice,  intimidó a Nikita Jruschov durante la Crisis de los misiles de Cuba ; y se negó a ceder ni un milímetro ... forzándolo [Kruschev ] a capitular ... [En la tradición estadounidense] Khrushchev dio todo, y Kennedy no dio nada ... En realidad, por supuesto, Kennedy hizo un compromiso. Sólo retirando discretamente sus misiles Júpiter de Turquía, hizo que Estados Unidos evitara una confrontación nuclear con la Unión Soviética”. Pero las concesiones de Kennedy  se mantuvieron en secreto por varias décadas. Y para el momento en que se dio a conocer, el mito se había vuelto tan fuerte que la verdad no podía desbancarlo. “Este falso estándar”, según Leslie Gelb del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), se ha convertido en el "estándar de oro" del arte de gobernar de los E E.UU: Nunca comprometerse, sólo mira a tus enemigos y oblígalos a rendirse”. Obama, y otros "no creyentes", como Dempsey , pueden adoptar una visión más matizada de las capacidades de los Estados Unidos, pero  no obstante son necesariamente cautivos, políticamente, a este mito omnipresente.

El pueblo ruso, naturalmente, tienen su propia (muy diferente) narrativa de esta seminal crisis cubana, y no sienten en absoluto que la URSS “capituló”, ni en ese momento (durante la crisis cubana), ni tampoco como resultado de la guerra fría. La mayoría no consideran que hayan sido vencidos por los méritos superiores del modelo estadounidense de sociedad. Y, al igual que a los alemanes les molestaba el acuerdo post-Primera Guerra Mundial (la dispensación de Versalles), de la misma manera a los rusos les indigna los términos de la dispensación de la posguerra fría y su tratamiento como un pueblo derrotado.

En relación a este punto, el analista francés Philippe Grasset correctamente ha observado que, aunque en condiciones muy diferentes, los mismos sentimientos se aplican a China: el sentir en China, escribe, es el de "enfrentar dinámicas irresistibles y antagónicas, a las cuales, ninguna de las dos potencias (China y Rusia) pueden encontrar la clave [para mitigar sus efectos]". "!Dios lo sabe, al igual que Rusia, los chinos quieren hacer todo lo posible a fin de evitar este tipo de confrontación! Pero nada, absolutamente nada, parece ayudar".

Las actuales amenazas contra Rusia parecen haber movido a ambos a la acción: tenemos el acuerdo del gas de treinta y un año de duración entre Rusia y China que había sido pospuesto por mucho tiempo, y al mismo tiempo, tenemos al general Fang (inusualmente para un funcionario chino, y un invitado en Washington ) rechazando abiertamente la participación de EE.UU o la mediación en los mares del sur de China, diciéndole a Washington con firmeza: "Nosotros [en China] no ocasionamos problemas. Nosotros no creamos problemas. Pero no le tememos a los problemas". Todo esto ha llevado a la revista Forbes, citando una serie de análisis iluminados, a predecir que una alianza entre Rusia y China está emergiendo, y será un desastre para el Occidente.

"Durante gran parte de las últimas dos décadas, los liberales rusos le han estado diciendo a sus interlocutores occidentales que empujar a Rusia demasiado duro o haciendo caso omiso de sus intereses, provocaría que Moscú busque una relación más estrecha con China", escribe Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie de Moscú, añadiendo que todas sus advertencias han sido desestimadas. "[Ahora] ante la presión geopolítica liderada por Estados Unidos en Europa del Este y Asia del Este, Rusia y China son propensos a cooperar aún más estrechamente... Tal resultado con toda certeza beneficiaría a China, pero le dará a Rusia la oportunidad de resistir la presión geopolítica de los EE.UU, compensando la  reorientación energética de la UE que se avecina, el desarrollo de Siberia y el Lejano Oriente, y vincularse con la región Asia-Pacífico. Los sobrevivientes liberales rusos de la década de 1990 [es decir, los atlantistas] seran los últimos en reír, antes de  extinguirse”.

Y aquí -con los liberales soltando una última carcajada irónica, "antes de desaparecer"- yace precisamente el vínculo para el Medio Oriente. También en este caso, promete ser un verano largo y “caliente”. La Administración de EE.UU permitirá que más armas lleguen a Siria, sin embargo, la Administración no considera que esta acción vaya a lograr su objetivo primordial de derrotar a los grupos yihadistas Takfiris. (Encontrar una solución a la cuestión de Siria ahora ha retrocedido en la lista de prioridades de los Estados Unidos). La adición de más armamento tiene que ver, sobre todo, con apaciguar el aumento de las críticas internas en EE.UU sobre la de debilidad estadounidense en Siria (es decir, de la falta de asertividad estadounidense haciéndose sentir incómodamente sentado con su mito de la Guerra Fría de “exigir y conseguir”).

La verdadera comprensión de la situación por parte de la administración de Obama, sin embargo, se refleja más claramente por su (ahora) prioridad colateral para mantener el ejército y las instituciones de Siria, libres de obstáculos e intactos. En pocas palabras, esto nos indica que los responsables políticos de EE.UU creen que únicamente el ejército sirio puede derrotar a los yihadistas (como está ocurriendo) -y las armas extra para los "moderados" no son más que la utilería para una pieza de teatro político (pero no obstante acarrea presagios de más sufrimiento real para los sirios). Los "moderados" de Siria probablemente verán confirmado su creciente cinismo -antes de que también se extingan: El daño colateral en el nuevo gran plan de  los EE.UU para la derrota de los yihadistas.
Con respecto a Irán y las negociaciones con el P5 +1, hay similitudes con la tendencia de la opinión en Rusia y China acerca de cómo manejar este "estándar de oro del arte de gobernar" estadounidense, pero también algunas disimilitudes. También en este caso, existe la posibilidad de un "verano de descontento", y también en este caso existe la probabilidad de realineamiento estratégico -o más bien, con mayor precisión, los alineamientos que ya están en marcha. Por lo general en Irán, el consenso es que entre más tiempo persistan las tensiones sobre Ucrania, más ventajosa será la crisis para los intereses de Irán.

En gran parte de Washington, sin embargo, el relato se lee inversamente: que la crisis en Ucrania (es decir, cualquier aislamiento de Rusia) es una oportunidad para que occidente aparte a Irán de la esfera de influencia rusa, y así de esta manera ampliar y profundizar el "aislamiento" de Rusia.

Y aunque el supuesto "aislamiento" de Rusia puede ser más deseo que realidad, la mala interpretación implícita inherente a la noción de que Ucrania representa una "oportunidad" para occidente para remodelar geoestratégicamente a Irán constituye otra mina terrestre preparada para explotar este verano.

Lo que era cierto para Rusia, en términos del mito de la "capitulación" de Jruschov es cierto en exceso para Irán: Como escribe Parsi, "hoy en día, otro, mito igualmente destructivo se está forjando”. Ese mito es que las sanciones paralizantes han hecho que el régimen iraní se ponga de rodillas, obligándolo a correr a la mesa de negociaciones para pedir misericordia. En esta narrativa, el avance en las conversaciones nucleares se le atribuye a la presión económica sin precedentes de la administración de Obama, que esencialmente ha bloqueado a Irán del sistema financiero internacional. Y al igual que JFK antes que él, Obama no se comprometió con Irán. El mítico estándar de oro [el arte de gobernar estadounidense] se cumplió”. (Parsi continúa presentando un caso importante explicando el por qué el mito de que las sanciones llevaron a Irán a la “mesa de negociaciones” no es cierto).

Pero la “narrativa” estadounidense es más que sólo haber “intimidado” al liderazgo iraní, y de los iraníes de ser un "pueblo derrotado". Y aquí quizás, iraníes bien intencionados le han añadido su propia contribución y giro: un matiz con la intención de ayudar, tal vez, pero que puede terminar contribuyendo al fracaso final de las conversaciones -y también a su propia “extinción” política.

La adicional narrativa liberal iraní  tal y como se oye en los EE.UU y Europa (en sentido amplio) es que a pesar de las "fraudulentas" elecciones del 2009, los reformistas se las arreglaron para lograr un “regreso” sorprendente -gracias en gran parte a la inesperada buena fortuna, al haberse involucrado los conservadores en una pelea equivocada de "votación estratégica"- una estrategia del voto cruzado que rebotó espectacularmente contra ellos. En resumen, los reformistas son presentados como “verdosos”, pro-occidentales, pragmáticos económicos, con los que occidente debe tratar. Es en el interés de occidente hacer esto, argumentan, porque una negociación nuclear exitosa, entronizaría a los “pro-atlantistas” en el poder en Teherán en la próxima década o algo así.

Para ser justos, muchos de estos interlocutores que, sin duda, tienen conexiones en Teherán son sinceros, y creen que este “giro” ayudará a Irán a lograr un acuerdo que finalmente levante las sanciones-, así como permitiendo mejores y más cosmopolitas “estilos de vida” para ellos y sus colegas. Pero las fallas de esta narrativa son obvias: los datos en los que la narrativa se apoya para montar su tesis del “regreso reformista estratégico" (es decir, los sondeos de la Universidad de Teherán), paradójicamente, se extraen del  mismo renombrado instituto de encuestas que antes había demostrado que Ahmadinejad había ganado las elecciones legítimamente, y no de manera fraudulenta.

Pero más fundamentalmente, esta narrativa funciona  mediante la polarización excesiva de la política iraní en dos campos. Lo hace al combinar a los Verdes (que han quedado ampliamente desacreditados después del 2009) con los Reformistas. En gran parte los reformistas de hoy en día  no son verdes. Ellos abarcan un espectro mucho más amplio de pensamiento político y de corrientes distintas. Y los reformistas por inclinación no son en absoluto "atlantistas" –como podría sugerir la narrativa de Rouhani emergiendo como la "tensa culminación del capítulo 2009". De hecho, las mismas encuestas que se utilizaron para mostrar a Rouhani superando a los conservadores, más significativamente también mostraron atrayendo un creciente apoyo del campamento principalista conforme se acercaba la elección. El presidente Rouhani no es un reformista. Él realmente atrajo un amplio apoyo de todos los sectores. La afirmación de que él surgió, por así decirlo, desde la disidencia Verde 2009, por lo tanto, es a la vez demasiado polarizada y corre el riesgo de causar aún más desinformación, y por lo tanto la desconfianza. Observadores informados pueden ver por sí mismos que el actual gobierno iraní no es una consecuencia del movimiento Verde. Afirmar lo contrario no hará sino exacerbar las sospechas de duplicidad.

Esta narrativa "liberal" es, en definitiva, la del tipo "por favor, ayúdanos a ayudarte”, utilizada por mucho tiempo por Fatah con los israelíes. Más preocupante aún, esta narrativa -aunque bien intencionada- les proporciona a los interlocutores occidentales la impresión de que el equipo negociador iraní está desesperado por un acuerdo. El peligro aquí es que el mito de haber “intimidado a los iraníes” en acceder a las negociaciones, está siendo agravado por una narrativa adicional de  debilidad y desesperación: No es de extrañar que los estadounidenses estén endureciendo su posición. Las señales debilidad son más probables que resulten en nuevas presiones sobre Irán, en lugar de producir concesiones para un "acuerdo" de parte los estadounidenses. Por lo tanto, el argumento de “no al potencial traspaso del umbral en el corto plazo” se está atenuando cada vez más, como afirma el New York Times, en una posición en la que a Irán se le permitirá únicamente el enriquecimiento "simbólico" -suficiente sólo para que los negociadores hagan (la falsa) afirmación que ellos aseguraron los derechos nucleares de Irán, pero no lo suficiente como para producir la energía necesaria para satisfacer las necesidades industriales de Irán.

Esta fórmula simplemente no funcionará. No va a producir una solución: es simplemente incompatible con el enriquecimiento a escala industrial que Irán necesita para la generación de electricidad. No es el caso de que las conversaciones fracasaran porque los conservadores son ideológicamente opuestos a cualquier acuerdo alcanzado con los EE.UU. El argumento esgrimido por quienes se oponen a las negociaciones actuales no se basa en rechazar cualquier negociación con Estados Unidos en sí, sino en los términos y el marco de las conversaciones.

Lo que falta en el análisis (comprensiblemente oscurecido por la narrativa del “giro” indicada más arriba) es lo siguiente: Al igual que los rusos que abogaban por mejores relaciones con Estados Unidos y Europa han visto su posición erosionarse y colapsar en los últimos años en Rusia, también en Irán (y China) este mismo dilema está empujando a los iraníes en su conjunto hacia relaciones estratégicas más estrechas con Rusia y con China. Todos estos estados comparten la inhabilidad de encontrar una solución para eludir la dinámica estadounidense, que necesita sin cesar repetir su "mito" de la Guerra Fría -y esto se hace cada vez más evidente, atlantistas y liberales en el mundo no occidental (como en Rusia) están siendo marginados y debilitados.

El pivote ruso lejos de la búsqueda de mejores relaciones con los EE.UU, es la razón por la que la mayoría de iraníes ven la crisis de Ucrania como de beneficio a sus intereses: entienden que la consecuencia de esto será un mayor apoyo y un vínculo estratégico más estrecho con Rusia y China. Existe alguna evidencia también, que los eventos ya están llevando a China y Rusia a dar un mayor apoyo a Irán y a sus posiciones (RIA Novosti, por ejemplo, informa que Rusia tiene planes de construir otras ocho reactores nucleares en Irán).

Y si las negociaciones se rompen... ¿se culpará a Irán? ¿Continuaran las sanciones simplemente cómo están? La respuesta a ambas es, casi seguro que “no” (aunque, por supuesto, los EE.UU y Europa culparan a Irán). Pero el fracaso de las conversaciones afectará profundamente la confianza en el Medio Oriente hacia los EE.UU y el P5 +1, y afianzará a Irán y Siria (y otros) a cualquier polo emergente que lidere la lucha contra la unipolaridad arraigada en los Estados Unidos, que busca incansablemente repetir su mitología de la Guerra Fría.


Traducido del inglés por Marvin Najarro


Alastair Crooke es  director del Conflicts Forum. Anteriormente se desempeñó como asesor en asuntos del Oriente Medio  para Javier Solana, jefe de política exterior de la UE.






Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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