viernes, 19 de septiembre de 2014

El rompecabezas de las sanciones de los EE.UU, la UE y Rusia

 El último paquete de sanciones del Tesoro de EE.UU y la UE va dirigido a la banca rusa, la industria de la energía y la industria de defensa. En palabras de Pepe Escobar, equivalen, sin eufemismos, a una declaración de guerra económica. Moscú mientras tanto todavía no ha respondido, lo que podría resultar siendo bastante letal para los intereses económicos de la UE que tomará represalias provocando la contrarrepuesta rusa -que es lo que exactamente busca Washington: una guerra comercial / económica que devaste y divida Eurasia.


EL ROMPECABEZAS DE LAS SANCIONES
DE LOS EE.UU, LA UE Y RUSIA


Por Pepe Escobar
Global Research, septiembre 18, 2014

Cualquier cosa que haga Rusia, la duda ni siquiera entra en la ecuación. La respuesta es las sanciones. Así que aquí vamos de nuevo. El último paquete de sanciones del Tesoro de EE.UU y la UE va dirigido a la banca rusa, la industria de la energía y la industria de defensa.

Las sanciones son odiosas. Las sanciones son desagradables. Y no hay eufemismo para describirlas; equivalen a una declaración de guerra económica.

Sberbank, el banco más grande de Rusia no será capaz de acceder al capital occidental para la financiación a largo plazo, incluyendo todo tipo de préstamos de más de 30 días. Y las actuales prohibiciones sobre préstamo de 90 días que afectan a otros seis grandes bancos rusos -un paquete de sanciones anterior- también serán reducidas a 30 días.

En el frente energético, lo que los EE.UU y la UE quieren es cancelar los nuevos proyectos de exploración rusos en Siberia y el Ártico, impidiendo a las grandes petroleras occidentales vender equipo y tecnología para proyectos de gas en alta mar, en aguas profundas o de esquisto.

Esto significa que las operaciones de Exxon y Shell, por ejemplo, quedan congeladas con cinco de las principales compañías rusas del petróleo, gas y oleoductos: Gazprom, Gazprom Neft, Lukoil, Surgutneftegaz y Rosneft.

Nadie perdió alguna vez dinero, apostando a la estupidez de los habituales, desconocidos “altos funcionarios de los EE.UU” -que ahora están inventando que el último paquete de sanciones es para obligar a Moscú a “respetar el derecho internacional y la soberanía de los Estados”. Un somero examen de los antecedentes históricos permite que este párrafo vaya acompañado de una sonora carcajada.

Y luego está el secretario del Tesoro de los EE.UU para el Terrorismo e Inteligencia Financiera, David Cohen, quien insiste en que el paquete de sanciones va “aislar” aún más a Rusia del sistema financiero global.

El paquete también fue descrito por los medios corporativos occidentales como capaz de “perturbar los ya nerviosos mercados financieros”. Bueno, no estaban exactamente “nerviosos”. En Rusia, las acciones de las empresas en la lista de sanciones se fueron al alza. En los EE.UU, las acciones del sector energético se fueron a la baja. En pocas palabras; los “nerviosos” mercados interpretaron el último paquete como otro autogol de Washington y Bruselas.

Dividir a Eurasia

En cuanto al “aislamiento” de Rusia, las compañías están prohibidas, en la neolengua de Washington-Wall Street, de las “importantes fuentes de financiación en dólares”. O, eufemísticamente, “capital occidental”. Esto significa el dólar estadounidense y el euro. Cualquiera que haya seguido los movimientos superpuestos hacia un mundo multipolar sabe que Rusia no necesita más dólares estadounidenses y euros.

Moscú podría usar ambos para la compra cruzada de los bienes  y servicios en los EE.UU y la UE. Sin embargo, estos bienes y servicios pueden ser comprados en otras partes del mundo. Para eso, no es necesario “capital occidental” –teniendo en cuenta que Moscú está avanzando rápidamente en el uso de monedas nacionales con otros socios comerciales. La pandilla Atlantista asume que Moscú necesita bienes y servicios de los EE.UU y la UE mucho más que a la inversa. Eso es una falacia.

Rusia puede vender sus abundantes recursos de energía en cualquier moneda, aparte de dólares estadounidenses y euros. Rusia puede comprar toda la ropa que necesita de Asia y América del Sur. En el frente de la electrónica y la alta tecnología, la mayor parte es hecha en China de todos modos.

Significativamente, en el frente energético, sería nada menos que emocionante ver a la UE -que todavía ni siquiera tiene una política energética común- tratando de conseguir proveedores alternativos. Azerbaiyán, Turkmenistán y Qatar, por un número de razones complejas -que van desde insuficiente gas para ser comprometido, a una ausencia de tuberías- están descartados.

El gobierno de Obama, por su parte, simplemente no permitirá a la UE  iniciar la importación de energía de Irán como, virtualmente, mañana. Incluso ahora con un acuerdo nuclear bastante tambaleante alcanzado antes de finales de 2014 -presumiblemente despejando el camino para poner fin a las sanciones.

Los mercados “irracionales” ven lo que realmente está aconteciendo; no son “irracionales”, sino movidos por el beneficio derivado de la realpolitik.

Y todo esto mientras Moscú no ha ni siquiera contragolpeado. Y eso podría ser bastante letal -dirigido a los exportadores de la UE a Rusia e incluso los suministros de energía de Rusia. Entonces la UE tomará represalias. Y Rusia contrarrestará y contragolpeará. Eso es exactamente lo que quiere Washington: una guerra comercial / económica que devaste y divida Eurasia.

Sobre esos $ 20 billones...

En el frente político, Ucrania y la UE habían acordado inicialmente “posponer el Acuerdo de Asociación de la UE hasta finales de 2016”. Usted no puede inventar estas cosas; eso es exactamente lo que Yanukovich hizo en noviembre pasado, ya que él sabía que Kiev no podía permitirse el lujo de perder la mayor parte de su comercio de certificados con Rusia en favor de un vago acuerdo de “libre comercio” con la UE. Este acuerdo para “posponer” el acuerdo fue, de hecho, supervisado por la asombrosa mediocridad del presidente saliente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Barroso.

Pero entonces el Parlamento Europeo, durante una sesión plenaria en Estrasburgo, se apresuró a ratificar el Acuerdo de Asociación de Ucrania que el presidente Petro Poroshenko presentó simultáneamente al Parlamento de Ucrania. Esto no quiere decir que el acuerdo entre en vigor inmediatamente. La “integración” económica con la UE -un eufemismo para una invasión de una sola vía de Ucrania por productos de la UE- se iniciará sólo en enero del 2016 y no hay manera de que una UE afectada por la crisis vaya a incorporar Ucrania en el corto plazo -o alguna vez.

El jueves, Poroshenko se reunirá con su master, el presidente estadounidense, Barack Obama, y se dirigirá a una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos. Hay que suponer que la retórica del “imperio del mal” alcance niveles interestelares.

Pero es el sábado en Berlín que la cosa real empieza a ponerse en claro; las negociaciones energéticas entre Rusia, la UE y Ucrania. Huelga decir que Moscú tiene todas las cartas claves.

La descomunal deuda de Washington está llegando a casi $20 billones -y contando. Con una crisis monstruosa acercándose como un tsunami del infierno, no es de extrañar que Washington haya tenido que recurrir a la táctica de la distracción perfecta; el regreso del “imperio del mal”. Es de nuevo la escuela de la política de Marvel Comics.

Rusia tiene un enorme superávit de capital extranjero -y es capaz de capear el temporal. Alemania -la mayor economía de la UE- por otra parte, ya está sufriendo. El crecimiento ya está en un negativo 0.2%. Esta es la forma en que el viento de las histéricas sanciones está soplando -descarrilando aún más las economías de la UE. Y nadie está apostando a que la UE tendrá las agallas para enfrentarse a Washington. No en Bruselas infestada de vasallos.


Pepe Escobar es el corresponsal itinerante de Asia Times/Hong Kong y analista de RT y TomDispatch, es además colaborador de varios websites y programas radiales en los EE.UU y en el Este de Asia.



Fuente original RT






Publicado por LaQnadlSol
USA.

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