domingo, 30 de agosto de 2015

Las tonterías de kaibil invencible no le permiten a Otto Pérez molina renunciar

Más que amor a la patria, que en lo esencial es la sociedad, su verdadera patria, su auténtica madre o sus verdaderos hijos, su alter ego, es su escuela kaibil. Por ser kaibil obstinado, tozudo, es que es presidente y no puede dejar de serlo, porque su teatro de operaciones es en este momento un territorio que se llama Guatemala con un montón de gente hostil para con él. ¿Una locura? Seguramente así sea, aunque esa insania es de vieja data, de los años que siendo mayor  del ejército en el área ixil se propuso ser presidente.


LAS TONTERÍAS DE KAIBIL INVENCIBLE
NO LE PERMITEN A OTTO PÉREZ MOLINA RENUNCIAR


Por María de los Ángeles Roca

El pensamiento político de Otto Pérez Molina  -si es que lo hay-  no es tan sofisticado. Es simple y directo. Como todo guerrero no podrá ser vencido o echado del cargo por tímidas fuerzas sociales que esgrimen cornetas, carteles y tambores. Él sabe pelear, matar y obedecer y como militar obtuso, cerrado, está enterado que una vez le dijeron sus electores que su mandato, su poder, su jefatura, su hito fálico de gran jefe empezó el 14 de enero de 2012 y termina el 14 de enero de 2016.  Él no puede pensar de otra manera porque así lo amaestraron, así le domesticaron su pensamiento en la escuela militar de la atrocidad, la escuela de kaibiles.

Como kaibil, su divisa es avanzar ante los apremios y morir si retrocede. Son los ideales que alimentan su posición política, pues al final si resulta ser un hombre de la derecha no es realmente por elección, es hijo, como todo hombre, de las circunstancias, de su momento histórico, de su entrenamiento irracional. Es un pobre hombre encerrado en estrechas cárceles mentales y por eso no tiene sindéresis, capacidad mental para juzgar correctamente lo que sucede a su alrededor. Por eso pidió paciencia al pueblo de Guatemala, es decir, que ya llegará el 14 de enero de 2016 y entonces está dispuesto, sin alborotos, a que lo juzguen, a lanzarse con honor al foso de los leones para ser devorado. Más que amor a la patria, que en lo esencial es la sociedad, su verdadera patria, su auténtica madre o sus verdaderos hijos, su alter ego, es su escuela kaibil. Por ser kaibil obstinado, tozudo, es que es presidente y no puede dejar de serlo, porque su teatro de operaciones es en este momento un territorio que se llama Guatemala con un montón de gente hostil para con él. ¿Una locura? Seguramente así sea, aunque esa insania es de vieja data, de los años que siendo mayor  del ejército en el área ixil se propuso ser presidente.


Pérez Molina no es un sujeto para el análisis político o sociológico. Es él un caso clínico para los estudios de la ciencia de la conducta. Necesita afirmarse a sí mismo a cada momento, por eso también lo de su amante, a la que enseñó a ser prepotente, abusiva, arrogante en un caso de empatía total y de enseñanza profunda a una hembra, no mujer, hecha a su imagen y semejanza. Pérez Molina se ha resistido a los más agudos análisis y pronósticos de sesudos politólogos y sociólogos. Los especialistas sociales han incurrido en una sobreapreciación de lo que este hombre de pensamiento rudimentario realmente es. Es totalmente impredecible.  Y desde este punto de vista de la conducta se puede entender mejor  su actitud política. Tiene en su contra a la oligarquía más débil representada por Jorge Briz, por ejemplo, este sujeto oportunista es empresario del pan y un emisario de los auténticos oligarcas financieros e industriales involucrados en la defraudación aduanera y lavado de dinero. El ejército le sigue siendo leal porque las denostaciones en contra de él por parte del movimiento social, los insultos e irrespeto incesante, de hecho, es un descrédito y defenestración para todos los militares. Está enterado de también que el movimiento social está integrado en su gran mayoría por las capas medias y que estos señoritos sin bien simpatizan con la democracia, no han podido ocupar posicionamientos sociales en las últimas décadas pese a sus esfuerzos de formación profesional y resultan en los tiempos oscuros del neoliberalismo decadente los verdaderos resentidos, ya no los sectores populares, que viven su infierno socioeconómico con resignación.  Buscan los clasemedieros ascender, subir en la escala social, para no seguir siendo los comemierdas de siempre, según opinión de la gran burguesía.

Los capamedieros siguen seducidos por el discreto encanto de la burguesía, su glamour, su jet set, su fama; el prestigio social que da el dinero y que no lo tienen en la abundancia, como los sectores poseedores de la sociedad. Eso lo sabe Pérez Molina y se pasa por el arco del triunfo a los intelectuales, que si bien tienen poder mental no tienen en esta lucha ciudadana lo principal y que él si lo tiene: dinero, ejército, politiqueros incondicionales y un imperio desbaratado al que ya casi nadie le teme y al que desafió desde el primer año de su gobierno cuando les rezongó diciéndoles: “Es que no vamos a hacer los que dice Estados Unidos, si no lo que consideremos conveniente hacer”.  Sabe que los capamedieros no se mueren en la raya, porque quieren cambios sin violencia, quieren cambiar un sistema brutal con amables y finas maneras.

El guerrero no sabe de eso: solo de rajar ayotes, torturas y matar. Por eso, más allá de los constitucionalistas jurídicos y sus propuestas farragosas, enredadas; el único camino para salir de los tiranuelos o los tiranos (si es que se quiere que este señor se vaya luego) es echándolo del cargo, a empellones, en un asalto a su guarida del palacio o la casa presidencial. De otro modo no saldrá. Así pues, es poco probable que el Congreso con 105 diputados decreten retirarle la inmunidad. Y lo de Roxana Baldetti en la cárcel fue tan comprometedor y obstaculizador para los Estados Unidos y su Plan para la Prosperidad, que de alguna manera había que sacarla del camino. Porque Washington no quiere revoluciones, solo una limpieza ligera de la mesa y que todo sea un poco mejor. Por eso su apoyo a las manifestaciones pacíficas. No quiere saber nada de lucha de clases en su máxima expresión: la confrontación violenta.


Por eso los marxistas  y exinsurgentes solo observan, porque nunca se podido construir la historia o posibilitar reformas y mucho menos transformaciones con buenas maneras. Hay que esperar, pues,  que el guerrero entregue su lanza el 14 de enero de 2016. No hay para dónde.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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