miércoles, 9 de marzo de 2016

El terremoto brasileño

Lo que el caso Car Wash ha estampado con fuerza en todo Brasil es la percepción de que la corrupción sólo paga cuando el acusado es un nacionalista progresista. En cuanto a los vasallos del Consenso de Washington, ellos siempre resultan ser ángeles –por la gracia de Dios inmunes al enjuiciamiento.


EL TERREMOTO BRASILEÑO


Por Pepe Escobar

Imagínese uno de los líderes políticos mundiales más admirados en la historia moderna, sacado de su apartamento a las 6 de la mañana por agentes armados de la Policía Federal brasileña e introducido a la fuerza en un vehículo sin identificación con rumbo  al aeropuerto de Sao Paulo para ser interrogado durante casi cuatro horas en el marco de un escándalo de corrupción de mil millones de dólares que involucra a la petrolera estatal Petrobras.

Estos estos son los ingredientes de los que Hollywood esta hecho. Y esa era exactamente la lógica detrás de la elaborada producción.

Los fiscales públicos que llevan a cabo la investigación denominada Car Wash que cumple dos años, mantienen que hay "elementos de prueba" que implican a Lula en la recepción de fondos -por lo menos 1.1 millones de euros- del sórdido esquema de sobornos que involucra a grandes empresas constructoras brasileñas conectadas a Petrobras. Lula podría -y la palabra clave es "podría"- haberse beneficiado personalmente de ello principalmente en la forma de un rancho (que no posee), un relativamente modesto apartamento junto al mar, honorarios por hablar en el circuito global de conferencias, y las donaciones a su organización caritativa.

Lula es el consumado animal político –a la altura de Bill Clinton. ̕Él ya había telegrafiado que estaba a la espera de una maniobra así, en tanto la maquinaria del Car Wash ya había arrestado a decenas de personas sospechosas de malversación de contratos entre sus empresas y Petrobras -por una suma de más de $ 2 mil millones- para pagar a los políticos del Partido de los Trabajadores (PT), del cual Lula era líder.

El nombre de Lula salió a luz a través del proverbial canalla que se volvió informante, deseoso de lograr un acuerdo con la fiscalía. La hipótesis -no hay evidencia- es que Lula, cuando gobernó Brasil entre 2003 y 2010, se benefició personalmente de la trama de corrupción con Petrobras en el centro de la misma, obteniendo favores para sí mismo, el PT y el gobierno. Mientras tanto, la ineficiente mandataria, Dilma Rousseff, se encuentra bajo ataque organizado a través de un acuerdo hecho con el fiscal por el ex líder del gobierno en el Senado.

Lula fue interrogado en relación con el blanqueo de dinero, la corrupción y la sospecha de  disimulación de activos. El asalto publicitario a la Hollywood  fue hecho evidente por el juez federal Sergio Moro -que siempre insiste que ha sido inspirado por el juez italiano Antonio di Pietro y la notoria investigación Mani Pulite ("Manos Limpias") de los años 1990.

Y aquí, inevitablemente, la trama se complica.

Acorralar a los sospechosos de siempre de los medios

Moro y los fiscales del Car Wash justificaron el asalto tipo Hollywood insistiendo que Lula se negó a ser interrogado. Lula y el PT insisten vehementemente en lo contrario.

Y, sin embargo quienes conducen la investigación Car Wash habían estado filtrando constantemente información a los principales medios de comunicación en el sentido de que, "no podemos sólo morder a Lula. Cuando lo tengamos, vamos a tragarlo". Esto implicaría, como mínimo, una politización de la justicia, la Policía Federal y el Ministerio Público. Y también implicaría que el asalto a la Hollywood puede haber sido respaldado por alguna evidencia. A medida que la percepción es la realidad en el frenético ciclo de noticias sin parar, la "noticia" -al instante mundial- era que Lula había sido detenido porque es corrupto.

Sin embargo, se vuelve más y más curioso cuando nos enteramos de que el juez Moro escribió en el pasado un artículo en una oscura revista en el año 2004 (sólo en portugués, bajo el título, Consideraciones sobre Mani Pulite, revista CEJ, edición número 26, julio / septiembre de 2004), en la que claramente ensalza la "subversión autoritaria del orden jurídico para alcanzar objetivos específicos" y el uso de los medios de comunicación para intoxicar la atmósfera política.

Todo esto, por supuesto, sirviendo una agenda muy específica. En Italia, los derechistas consideraron toda la saga Mani Pulite como un repulsivo exceso judicial; la izquierda, por el contrario, estaba en éxtasis. El Partido Comunista Italiano (PCI) salió con las manos limpias. En Brasil, el objetivo es la izquierda -mientras que la derecha, al menos por el momento, parece estar compuesta de angelitos entonando alabanzas.

Aecio Nieves, el mimado candidato inhalador de cocaína, y perdedor de la elección presidencial brasileña de 2014, por ejemplo, fue señalado por corrupción por tres acusadores diferentes -y todo quedó en la nada, sin más investigación. Lo mismo con otro inmoral esquema que involucraba al ex presidente Fernando Henrique Cardoso -el antiguo desarrollista, notorio por su vanidad, que se volvió ejecutor neoliberal.

Lo que el caso Car Wash ha estampado con fuerza en todo Brasil es la percepción de que la corrupción sólo paga cuando el acusado es un nacionalista progresista. En cuanto a los vasallos del Consenso de Washington, ellos siempre resultan ser ángeles –por la gracia de Dios inmunes al enjuiciamiento.

Eso está pasando porque Moro y su equipo están con mucha maestría utilizando al máximo lo que el mismo Moro describió, el uso los medios de comunicación para intoxicar la atmósfera política- manipulando continuamente a la opinión pública incluso antes de que alguien sea acusado formalmente de algún delito. Y sin embargo, Moro y las fuentes de sus fiscales son en gran parte un absurdo, tramposos ingeniosos a la vez que mentirosos en serie. ¿Por qué confiar en su palabra? Ya que no hay evidencias, algo que incluso Moro admite.

Y eso nos lleva a la complejidad del repugnante escenario mediático-policial-judicial, fabricado en Brasil y posiblemente, secuestrando una de las democracias más saludables del mundo. Y eso se apoya en una cruda realidad: todo el “proyecto” de la oposición derechista brasileña se reduce a arruinar la economía de la séptima potencia económica mundial para justificar la destrucción de Lula como candidato presidencial en 2018.

La elite saqueadora gobierna

Nada de lo anterior puede ser entendido por una audiencia global sin algún conocimiento de la clásica Braziliana. La leyenda local dictamina que Brasil no es para principiantes. En efecto; se trata de una sociedad asombrosamente compleja -que en esencia descendió de un Jardín del Edén (antes de que fuera “descubierta” por los  portugueses  en 1500) a la esclavitud (que todavía impregna todas las relaciones sociales), a un acontecimiento crucial en 1808: la llegada de don Juan VI de Portugal (y emperador de por vida de Brasil), huyendo de la invasión de Napoleón, y trayendo con él 20,000 personas que organizaron el estado brasileño "moderno". "Moderno" es un eufemismo; la historia muestra que los descendientes de éstos 20,000 han estado realmente violando ciegamente el país en los últimos 208 años. Y pocos son los que han sido juzgados.

Las elites brasileñas tradicionales constituyen una de las mezclas más nociva, arrogante, ignorante y prejuiciada del planeta. "Justicia" -y la acción policial- sólo se utilizan como arma cuando los votos no favorecen su agenda.

Los dueños de los principales medios de prensa brasileños son una parte intrínseca de estas élites. Al igual que el modelo de concentración de EE.UU, sólo cuatro familias controlan el panorama mediático, destacando entre ellos el imperio mediático Globo de la familia Marinho. Yo he experimentado, desde adentro, en detalle, la forma en que operan.

Brasil es corrupto hasta la médula -desde las élites compradoras hasta a una gran cantidad de las vulgares "nuevas" élites, que incluyen el PT. La codicia y la incompetencia mostrada por una variedad de incondicionales del PT es abominable -un reflejo de la falta de cuadros calificados. La corrupción y el tráfico de influencias que involucra a Petrobras, empresas de construcción y los políticos es innegable, aunque palidezca en comparación con los chanchullos de Goldman Sachs, o las grandes compañías petroleras, y / o los hermanos Koch / Sheldon Adelson / y su estilo de compra/soborno de los políticos de Estados Unidos.

Si esto era una cruzada sin ningún tipo de restricciones contra la corrupción -el cual los fiscales del caso Car Wash insisten que es- la oposición de derecha / vasallos de las viejas élites debería haber sido igualmente expuesta en los medios tradicionales. Pero entonces los medios de comunicación controlados por las élites simplemente ignorarían a los fiscales. Y no habría nada remotamente en la escala del asalto de Hollywood a Lula -representado como un vulgar delincuente- humillado delante de todo el planeta.

Los fiscales del caso Car Wash tienen razón; percepción es realidad. Pero ¿y si sale mal?

No hay consumo, no hay inversión, y no hay crédito

Brasil no podría estar en una situación más sombría. El PIB cayó un 3.8% el año pasado; probablemente será de un 3.5% este año. El sector industrial cayó un 6,2% el año pasado, y el sector minero un 6,6% en el último trimestre. La nación está en camino a su peor recesión desde… 1901.

No hubo plan B del -incompetente- Gobierno de Rousseff para hacerle frente a la disminución China en la compra de la riqueza mineral y agrícola de Brasil y al desplome global de los precios de las materias primas

El Banco Central sigue manteniendo su tasa de interés de referencia a un desmesurado 14.25%. Un desastroso “ajuste fiscal” neoliberal de Rousseff en realidad aumentó la crisis económica. Hoy en día Rousseff "gobierna" -eso es un decir- para el cartel de la banca y los rentistas de la deuda pública brasileña. Más de $120 mil millones de dólares en el presupuesto del gobierno se evapora para pagar intereses de la deuda pública.

La inflación se ha disparado -ahora en el territorio de los dos dígitos. El desempleo es del 7.6% -todavía no tan mal como en muchas partes de Europa- pero va en aumento.

Los sospechosos de siempre, por supuesto, se regodean, divulgando sin parar cómo Brasil se ha convertido en "tóxico" para los inversores globales.

Sí, es sombrío. No hay consumo, no hay inversión, y no hay crédito. La única salida sería desbloquear la crisis política. Los gusanos en la conspiración de la oposición, sin embargo, tienen una sola obsesión; la destitución de la presidenta Rousseff. Matices del viejo cambio de régimen; para éstos vasallos de Wall Street / Imperio del Caos, una crisis económica, alimentada por una crisis política, debe por todos los medios hacer caer al gobierno elegido de un actor clave de los BRICS.

Y luego, de repente, del campo de la izquierda, surge... Lula. La maniobra contra él ejecutada por la investigación Car Wash puede, sin embargo, resultar contraproducente - terrible. Él ya está en plan de campaña para el 2018 -a pesar de que todavía no es un candidato oficial. Nunca se debe subestimar un animal político de su estatura.

Brasil no está contra las cuerdas. Si es reelegido, y suponiendo que pudiera purgar el PT de una legión de ladrones, Lula podría impulsar una nueva dinámica. Antes de la crisis, el capital brasileño estaba transformándose en global -a través de Petrobras, Embraer, el BNDES (el modelo de banco que inspiró el banco BRICS), las empresas de construcción. Al mismo tiempo, puede haber beneficios al romper, al menos parcialmente, este cartel oligárquico que controlan toda la construcción de infraestructura en Brasil y considerar la posibilidad de que las empresas chinas construyan los trenes de alta velocidad, presas y puertos que el país necesita con urgencia.

El propio juez Moro ha teorizado que la corrupción supura debido a que la economía brasileña es demasiado cerrada al mundo exterior, como era la India hasta hace poco tiempo. Pero hay una gran diferencia entre la apertura de algunos sectores de la economía brasileña y dejar que los intereses extranjeros vinculados a las élites compradoras saqueen la riqueza de la nación.

Así que, una vez más, hay que remontarse al tema recurrente en todos los grandes conflictos mundiales.

Es el petróleo, estúpido

Para el Imperio del Caos, Brasil ha sido un gran dolor de cabeza desde que Lula fue elegido por primera vez, en 2002 (para una evaluación de la complejidad de las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, verificar el indispensable trabajo de Moniz Bandeira).

Una de las principales prioridades del Imperio del Caos es prevenir la emergencia de potencias regionales alimentadas por abundantes recursos naturales, como el petróleo y los minerales estratégicos. Brasil casa perfectamente con ese perfil. Washington, por supuesto, se siente con derecho a "defender" estos recursos. Por ello la necesidad de anular no sólo las asociaciones de integración regional como el Mercosur y la Unasur, pero sobre todo el alcance global de los BRICS.

Petrobras solía ser una empresa estatal muy eficiente, que luego paso a ser el único operador de las mayores reservas de petróleo descubiertas hasta el momento en el siglo 21; los depósitos pre-sal. Antes de convertirse en el blanco de un masivo ataque especulativo, judicial y de los medios de comunicación, Petrobras solía representar el 10% de la inversión y el 18% del PIB brasileño.

Petrobras encontró los yacimientos pre-sal sobre la base de su propia investigación y la innovación tecnológica aplicada a la exploración de petróleo en aguas profundas -sin aporte externo alguno. Lo bueno es que no hay riesgo; si se perfora en esta capa pre-sal, se está destinado a encontrar petróleo. Ninguna empresa en el planeta podría entregar esto a la competencia.

Y sin embargo, una infame alimaña de la oposición derechista prometió a Chevron en 2014, entregar la explotación del pre-sal mayormente a las grandes compañías petroleras. La oposición de derecha está ocupada alterando el régimen jurídico de pre-sal; que ya ha sido aprobado en el Senado. Y Rousseff  dócilmente se está poniendo a favor. Esto sumado al hecho de que el gobierno de Rousseff no hizo absolutamente nada para volver a comprar las acciones de Petrobras -cuya caída vertiginosa fue hábilmente diseñado por los mismos de siempre.

El desmantelamiento minucioso de Petrobras, las grandes compañías petroleras finalmente beneficiándose de los depósitos pre-sal, manteniendo en jaque  la proyección del poder global de Brasil, todo esto juega muy bien para los intereses del Imperio del Caos. Geopolíticamente, esto va más allá del asalto estilo Hollywood y la investigación Car Wash.


No es coincidencia que las tres principales naciones de los BRICS están simultáneamente bajo ataque - en muchos niveles: Rusia, China y Brasil. La estrategia concertada de los Amos del Universo que dictan las reglas en el eje Wall Street / Beltway es socavar por todos los medios el esfuerzo colectivo de los BRICS para producir una alternativa viable al sistema económico / financiero global, que por el momento está sometido al capitalismo de casino. Es poco probable que Lula, por sí mismo, sea capaz de detenerlos.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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