domingo, 1 de enero de 2017

Últimas consideraciones del año viejo, para que usted, en 2017, llegué a ser un espléndido marxista idiota

El marxismo no es otra cosa que un profundo y extenso estudio de las leyes económicas de la sociedad. Una guía para aproximarnos, lo más posible, a la correcta interpretación de la realidad.


ÚLTIMAS CONSIDERACIONES DEL AÑO VIEJO,
PARA QUE USTED, EN 2017, LLEGUE A SER
UN  ESPLÉNDIDO MARXISTA IDIOTA


Por Luciano Castro Barillas

El marxismo no es otra cosa que un profundo y extenso estudio de las leyes económicas de la sociedad. Una guía para aproximarnos, lo más posible, a la correcta interpretación de la realidad. Para hacer de esa interpretación teórica, nacida de la observación de los fenómenos objetivos del hombre, la naturaleza y la sociedad; un instrumento, una palanca, capaz de mover al mundo para hacerlo mejor. Cuando esto no ocurre como resultado del embarazo teórico de la academia surgen los revisionismos o la entelequias metafísicas, porque pasa en algún momento en la cabeza del abnegado trabajador de gabinete, del “intelectual” no vinculado a las luchas de los trabajadores,  entre otras cosas; que el marxismo está pasado de moda y que él, en su genialidad, tiene muchas mejores cosas que decir que esos viejos mamotretos desfasados de la historia y el intelecto como lo es el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Son capaces estos geniecillos e iluminados, como Buda o Cristo, de crear grandes fumadas (perdón, pensadas) donde las ideas provienen de otras ideas primigenias engendradas, muy seguramente, en el Topus Uranus de Platón. Es decir, seres de arrogancia tal que el mundo concreto, material, no vale nada para ellos, sin reparar, creo yo; que el cerebro humano, el lugar concreto de donde surgen esas especulaciones filosóficas no científicas; es de una materia altamente desarrollada que se llama cerebro.  Ese poporopo (así se le llama en Guatemala a las palomitas de maíz) o cerebro se ha nutrido y se nutrirá siempre de la realidad. Por eso, para los “marxistas” que son religiosos disfrazados de progre o izquierdistas, por allí les  van unos asuntitos.

No hay peor ciego que él no quiere ver, dice un viejo refrán popular. Y el primero, inmenso, así de grande, es la locura ideológica,  miopía política o servilismo extremo de muchos “revolucionarios” centroamericanos y caribeños que han aplaudido la autodesignación como vicepresidenta electa de Nicaragua, a la señora Rosario Murillo, compañera de vida del reiterativo Daniel Ortega, que entre mandatos interrumpidos y continuos lleva ya la nada modesta bicoca de más de 20 años en el poder, recurriendo a no tan limpios expedientes para abrirse camino a la silla presidencial. Es una familia enriquecida cuyos ideales proletarios están muy distantes de lo que se proclama y el pueblo de nicaragüense, pese a su pequeña población, sigue sumido en la pobreza. Lo único de valor es que viven una pobreza tranquila porque los índices criminales son bajos si se comparan con el infierno del Triángulo Norte que es Guatemala, El Salvador y Honduras. La alta discreción conyugal que fuera propia de los grandes dirigentes socialistas (fueron tan recatadas las esposas de Fidel Castro o Breznev, por ejemplo) ahora fue pulverizada por la diva poco agraciada de Nicaragua, ambiciosa y que ha sido el poder detrás del trono, ante el ya atontado presidente sandinista. Los años le han ido quitando lucidez, no cabe la menor duda.


Otros “grandes analistas políticos”, nacidos de las diversas escuelas de ciencia política de “prestigiosas” universidades, fueron tomados por sorpresa ante el “inesperado” resultado electoral en las elecciones de los Estados Unidos. Esos liberales, igualmente disfrazados de marxistas, resulta que ahora están asustados que un bruto, torpe e ignorante sujeto, tentador de mujeres, racista y dado mucho a los lapsus lingüis, les moviera las coordenadas políticas tan magistralmente que todavía no acaban de asimilar el resultado que sea este señor, el del tupé rubio y ridículo, el nuevo presidente de la potencia norteamericana. No pudieron ver muchos el alud político que se venía y con lo que digan, dará una muy buena contribución a mejorar el clima político internacional, la confrontación con otra gran potencia, la actual Rusia, sin enemigo a la vista, como dijera Putin, no por arrogancia, sino por constatación de la realidad. El mundo no se incendiará ni Trump retacará de gas el territorio de los Estados Unidos para hacerlo explotar. Este señor es un hombre de sentido práctico y si bien lleva alhajas políticas en su gabinete, el fascismo funciona si se le permite funcionar. La unipolaridad está rota y se acabó de romper con la derrota de los ejércitos de occidente disfrazados de terroristas en Siria. Se hace obligatoria la convivencia pacífica y el entendimiento entre las naciones. Y Trump lo ha entendido al afirmar: “Estados Unidos no bombardeará otros países ni derrocará gobiernos”. Yo me inclinaría a creerle, no por él mismo, sino por la omnipresencia del poderío ruso. Cuba no entrará en crisis como muchos se imaginan, porque posee lo más valioso: fortaleza educativa y moral y la amistad inquebrantable con Rusia. Y Venezuela también saldrá adelante con su socialismo del siglo XXI, siempre y cuando Maduro se deje asesorar, porque con eso de los billetes de 100 bolívares retirados precipitadamente y los de a 500 que no aparecen, ojalá la medicina no resulte peor que la enfermedad y sea defenestrado no por la oposición reaccionaria sino por un pueblo incapaz ya de soportar un disparo nuclear superinflacionario, que ya anda por el 500 o 600%, porque no cuenta con lo que a Cuba le sobra . Feliz Año Nuevo y cuidado con no caer en el plano de ser para 2017 un marxista idiota. 







Publicado por La Cuna del Sol
USA.

No hay comentarios.: