sábado, 10 de febrero de 2018

Es difícil ser…

Ser… ser de verdad lo que se es… dat is de cuéshtion. Es duro, es muy fregado, suele ser amargo. Pero, al final de cuentas, es lo único que nos queda si queremos gozarnos esa palabrita que a muchos les suena tonto: la autenticidad.


ES DIFÍCIL SER…


Por Manuel José Arce
(De la serie “El Solar Conocido”)

Sí, por cierto tiene razón Palmieri en su reciente columna publicada en este mismo espacio: Es muy difícil ser periodista. Pero no solo ser periodista: es difícil “ser” lo que sea. No sé qué ocurre en el mundo actual en el que la identidad del hombre encuentra trabas por todos lados. Es mucho más fácil “parecer” que “ser”.
               
Por ejemplo si usted ES honrado, todo el mundo lo toma por tonto, los audaces se aprovechan de su  honradez, los veloces lo descartan como colaborador, los impacientes lo juzgan torpe, los hábiles lo rechazan por inconveniente y así, por todos lados, encontrará que las puertas se le cierran en las narices…
               
Pero si, en cambio, usted PARECE honrado, entonces la situación cambia: su apariencia de honestidad lo transforma en el colaborador ad hoc, en el mejor de los socios, en la fachada que todos los pícaros necesitan… “Con la cara de honrado que vos tenés y con lo hampón que soy yo, qué buenos negocios podríamos hacer con la gente”… decíale un chamarrín de siete suelas a un conocido mío que, por cierto, de honrado solo tenía la cara. Sea usted escritor y se lo llevará el diablo. Parezca usted escritor y su fama correrá por todos lados, las puertas se le abrirán y su intelectualidad brillará reluciente. Sea usted un buen arquitecto y se morirá de hambre. Haga como que si fuera arquitecto, ejerza las peores chambonadas y se llenará de plata. Sea un abogado eficaz y honesto y el diablo se lo llevará sin derecho a recurso de amparo. Sea en cambio un tinterillo güizachesco trabar el lucero del alba sin el menor escrúpulo y ya me contará. Pero, por favor, nunca se olvide de “parecer” lo contrario…
               
Y acaso por eso vivimos rindiendo culto a la apariencia y destruyendo la autenticidad: los jóvenes tratan de parecer adultos, en tanto que los viejos se mueren por parecer jóvenes; mis compañeros los pelagatos quieren parecer ricos y se endeudan hasta la quinta generación para llenar el disfraz, pero los verdaderos ricos, por el contrario, quieren aparentar pobreza para ponerse a salvo de impuestos, sablazos, secuestros, asaltos y caridades…
               
Ser… ser de verdad lo que se es… dat is de cuéshtion. Es duro, es muy fregado, suele ser amargo. Pero, al final de cuentas, es lo único que nos queda si queremos gozarnos esa palabrita que a muchos les suena tonto: la autenticidad.
               

Lindo el mundo cuando ya no finjamos más y cada quien pueda ser quien de verdad es.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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